Fue director del Teatro Colón, luego ministro de Cultura porteño y su último cargo en la gestión pública fue como ministro plenipotenciario ante la Unión Europea con el Gobierno de Cambiemos. El año pasado estuvo cerca de ser candidato a jefe de Gobierno pero decidió declinar su candidatura cuando se unificaron las elecciones locales con las nacionales para no ser “funcional al kirchnerismo”. Siempre vinculado al ámbito cultural, ahora pasa sus días con las restricciones que impuso la cuarentena planetaria.
—¿Cómo es la vida en Alemania a partir del coronavirus?
—Hay algunas características puntuales de Berlín. Comparado con algunos amigos que están en Madrid es bien distinto. Acá se puede salir por la calle, los bares están abiertos pero acá hay un pedido de que todo el mundo respete el metro de distancia y como Alemania es muy ordenada en eso, todos lo respetan. Vas a la cola del supermercado, nadie se te para a menos de un metro o metro y medio atrás. La gente está tranquila. Aunque habla (Angela) Merkel y explica la gravedad del asunto. A la noche, por ejemplo, queda poca gente en la calle. Los cafés están abiertos hasta las 18 y tiene que haber un metro entre mesa y mesa. Hay calma, aunque no hay ni colegios ni espectáculos públicos. Pero se puede ir al parque y caminar, eso está abierto, que es de hecho lo que hacen muchos padres con niños. Aunque nada es masivo. El transporte público nunca está lleno. Igualmente no me muevo de acá. Está todo hipersensible con el tema.
Tras separarse de Esmeralda Mitre conoció a Vinnie Blache Spencer, con quien tuvo hace nueve meses a su pequeño hijo Theo en Berlín. Aunque regresó a la Argentina en 2019, siempre su idea fue ir y venir. “Estoy acá mucho: había venido y me quedé, mi mujer está haciendo un máster que tuvo que interrumpir porque quedó embarazada y mi bebé nació acá. Ahora mi mujer pensaba terminar el máster porque le quedan algunas materias. Ibamos a ir en abril y no vamos a ir, por supuesto. Mi idea es ir y venir de Argentina, para mantener mi actividad allá. Pero mi estancia principal es acá. Cuando todo se normalice volveré”.
En cuanto a su trabajo, Lopérfido explicó: “Estoy colaborando con la actividad anual de Mario Vargas Llosa sobre literatura latinoamericana. Ahora está todo parado porque la cátedra tiene sede en Madrid, y allá está fatal. Aunque es un trabajo que hago mucho por e-mail y por teléfono, para ir a reuniones podía viajar a Madrid. Ahora quedó todo congelado”.