Hay frases que quedan grabadas en la memoria popular y en la historia. Así, cada uno de los grandes líderes, tiene casi un sello de identidad con una frase que sintetiza un momento de su vida y de la de su país, pero que a la vez, abarca mucho más que ese instante en que se pronuncia.
En el caso de la Argentina, se pueden recordar aquello de “Volveré y seré millones”, que pronunció Eva Perón o “Con la democracia se come, se cura y se educa” de Raúl Alfonsín. “Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano”, dijo Salvador Allende durante el golpe que lo derrocó y quedó grabada a fuego en la memoria.
Buena oradora, Cristina Kirchner no tiene, en ese aspecto, nada que envidiarle a los grandes líderes políticos de la historia internacional. Capaz de dar largos discursos sin leer y sin apoyarse siquiera en un borrador, ha sorprendido con su palabra tanto a sus seguidores como a sus detractores.
En su defensa en el juicio oral y público (que no pudo transmitirse por televisión por una decisión judicial) ante el Tribunal Oral Federal 2 en la causa en la que se investiga si, durante su gobierno, se direccionó obra pública en favor de Lázaro Báez (que está detenido por esta investigación), la vicepresidenta electa leyó un escrito que le demandó más de tres horas y entre sus frases, homenajeó a Fidel Castro, recordando su frase “La historia me absolverá”.
El líder cubano la había elegido para finalizar su autodefensa ante los tribunales de su país en el juicio en su contra, por los asaltos de su incipiente grupo revolucionario el 26 de julio de 1953 a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, ubicados en Santiago de Cuba y Bayamo, respectivamente. Licenciado en Derecho Civil, había decidido asumir su propia defensa y pronunció este discurso, que luego reconstruyó y publicó como manifiesto del Movimiento 26 de Julio, con la frase mencionada como título.
Según sus registros, “la historia me absolverá” fue pronunciada el 16 de octubre de 1953 antes de la sentencia, que lo condenó a 15 años de prisión, pero lo convirtió en un héroe, ya que junto a su defensa, justificó sus acciones y dio un panorama de lo que serían sus planes para Cuba.