El paro general decretado esta semana por la CGT para el 25 de junio gana adhesiones y se perfila como la medida de mayor impacto que se adopta desde la asunción de Cambiemos. El dato más importante es que además de la adhesión de los sindicatos que integran la central, se confirmó que la medida también contará con el apoyo de organizaciones estratégicas que no integran la conducción cegetista.
La medida, que será el tercer paro general desde que Mauricio Macri asumió la Presidencia, se perfila como la de más fuerte impacto hasta ahora y los sectores duros se ilusionan con que marque un camino de creciente confrontación. En tanto, ayer se dio a conocer que la consigna principal de la medida de fuerza será: “¡Los trabajadores decimos basta!”.
El Movimiento Argentino de Acción Sindical (MASA), que lidera Omar Viviani, confirmó ayer que sus gremios adherirán al paro convocado por el consejo directivo de la CGT este martes, que se realizará en dos semanas. Así, se garantiza que parará la Unión Ferroviaria que dirige Sergio Sasia, candidato de este espacio para la conducción de la central que se definirá en agosto.
Dos días antes confirmó también que será parte de la medida el gremio de los colectiveros (UTA) que lidera Roberto Fernández. Este sindicato forma parte de la mesa chica de la central, pero durante el último paro general, realizado en diciembre con la reforma previsional como trasfondo, se bajaron a último momento y moderaron el impacto de la medida. En esta oportunidad, Fernández participó de los fallidos contactos con el Gobierno y secundó la decisión de sus colegas con declaraciones públicas.
También serán parte de este paro Camioneros y sus aliados de la Multisectorial, como los docentes de la CTA y los metrodelegados, que ya confirmaron su participación de la huelga general. La Corriente Federal, el sector cegetista más cercano al kirchnerismo, anticipó su participación por medio de un comunicado donde celebraron la decisión pero pidieron que se active un “plan de lucha”.
Además, la medida de fuerza contará con la participación de los gremios de la izquierda, que viene reclamando hace rato que se active una paralización generalizada de la actividad, y de los integrantes del Triunvirato de San Cayetano. Todas estas organizaciones, quieren manifestar su descontento a pesar de que en muchos casos están distanciados de la conducción de la CGT.
Este panorama ilusiona a los dirigentes de la central. Su objetivo es que la medida tenga un fuerte impacto y muestre su poder de fuego, ante las frustradas negociaciones del oficialismo. Para un sector más dialoguista, las dos semanas que restan podrían permitir un acuerdo. Sin embargo, los más duros descartan esta perspectiva e insisten en que los últimos datos de la economía marcan un camino de confrontación con el Gobierno.