Durante su declaración del viernes como “arrepentido”, el empresario Juan Carlos de Goycoechea habló de distintos montos y fechas de pagos, pero apuntó a una única persona: Roberto Baratta, el ex funcionario de Planificación detenido el miércoles en el marco de la causa de los cuadernos.
Ex directivo de la firma española Isolux, De Goycoechea pasó sus últimas horas en la sede de la Policía Federal, en Cavia y Figueroa Alcorta, en Palermo, pero podría recuperar su libertad mañana mismo, según explicaron fuentes de la causa a PERFIL. Con su declaración, De Goycoechea se convirtió en el primer empresario arrepentido, pero podría no ser el único y ese es precisamente uno de los motivos que lo llevaron a no pedir su ingreso al Programa de Protección de Testigos e Imputados del Ministerio de Justicia, para quienes brindan información en una causa.
Las razones, explicaron a PERFIL fuentes del caso, son sencillas: creen que como él solo apuntó a Baratta, quien está detenido, no tiene motivos para temer. “Se limitó a Baratta, no tiene más enemigos”, sintetizaron. Además, detallaron que a eso se suma que no sería el único que lo comprometerá: “No van a salir a matar a todos”, resumió una fuente cercana al empresario. Desde el Ejecutivo confirmaron que, hasta el cierre de esta edición, no había habido consultas por él. El Programa hasta ahora solo interviene por Oscar Centeno, el chofer que reconoció haber escrito los ochos cuadernos con las descripciones de los pagos.
De Goycoechea habló de la “extorsión” de Baratta y especificó que la primera entrega de dinero se produjo alrededor de marzo de 2009 y que era “para las campañas”, como un genérico, porque era indistinto si eran las nacionales o provinciales. En tanto, el último pago habría sido exigido por Baratta alrededor de fines de 2014. Los pedidos siempre fueron telefónicos y los montos, afirmó, oscilaban entre los 200 y los 300 mil dólares. Ese fue uno de los puntos en los que rompió con el relato de Centeno, que en sus escritos mencionó cifras superiores. “No son esos montos ni de casualidad”, aseguraron. Además, las fechas fue otro de los puntos donde no habría coincidencias con lo anotado por el ex chofer, completaron.
Baratta es reconocido por sus malos tratos, sus insultos y su violencia en el segmento de los empresarios, donde en las últimas horas crecían las versiones sobre que eso inclinaría la balanza a favor de que más voces rompan el silencio. De Goycoechea explicó que las extorsiones se daban a través de aprietes sobre que si no aportaban el dinero para las campañas no liberarían los certificados de obras.
Según pudo saber PERFIL, el empresario también dijo que, ante el primer llamado de Baratta por el tema, le respondió que eso no podía decidirlo él y que fue el propio funcionario el que llamó a la casa matriz, en España, para “destrabar” el tema. Y que desde allí “bajó” la orden para que lo hiciera.