Durante la jornada posterior al primer debate presidencial de 2019 muchas de las personas que buscaban el nombre del candidato del Frente de Todos en Google también se interesaban en la búsqueda “alberto fernández contra cristina”. Analizar el volumen de búsquedas, y en especial las búsquedas relacionadas, es un experimento interesante para cualquiera que intente entender la opinión colectiva de una sociedad frente a un evento específico. Las búsquedas en Google ofrecen un muestreo masivo y, además, son honestas: la gente no le miente al buscador ya que las búsquedas son personales y normalmente ocurren en la privacidad del celular. Pero tampoco son deductivas positivistamente, requieren análisis, ya que son una demostración de interés pero sin intencionalidad explícita.
El nombre de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner fue mencionado solamente tres veces durante las poco más de dos horas que duró el debate. Esto debería considerarse un dato positivo para Alberto Fernández, y más que negativo para el resto de los candidatos, ya que es la misma figura de Cristina la que podría restarle votos al Frente de Todos fuera del núcleo duro kirchnerista. La candidatura misma de Alberto es evidencia de que CFK reconoció que para unificar al Peronismo debía ceder el protagonismo y la conducción, especialmente durante la campaña. Desde hace años que Cristina sabe que su mejor estrategia electoral es el silencio, por lo cual moderó su discurso y se dedicó a promocionar su libro en vez de polemizar con Mauricio Macri. Los viajes a La Habana para visitar a su hija Florencia, internada por un complicado cuadro de salud, ayudaron a reducir su exposición pública.
Qué revelaron los gestos de Mauricio Macri y Alberto Fernández durante el debate presidencial
Ganó Cristina porque logró bajarse del ring sin perder poder de fuego electoral, mientras que obligó a Macri a meterse hasta la cintura en el barro. Y en ese barro hay pocos que se mueven con tanta soltura como Alberto, que no se cansa de repetir que “todo el mundo sabe lo que pienso” sobre los más diversos temas. Alberto, un camaleón político al que no se le mueve un pelo al contradecir lo que acaba de decir, o al distorsionar discursivamente un concepto para no responder la pregunta de fondo, tenía muy poco que perder durante el primer debate.
Como sugieren las búsquedas, Alberto hubiese perdido si quedaba en evidencia lo contradictorio de su mensaje, en especial en torno a la figura de la ex presidenta. Si Venezuela es una dictadura o un estado totalitario importa menos en este contexto que cual será la postura del hipotético Presidente Alberto Fernández frente a los Estados Unidos de Donald Trump cuando tenga que renegociar la deuda con el Fondo Monetario Internacional. Fue sorpresivo ver lo poco que Macri aprovechó el bloque de relaciones internacionales, y lo relativamente bien parado que quedó Alberto cuando fue su compañera de formula la que se alineó con la Venezuela de Hugo Chávez a cambio de fondos—recuerden a Antonini Wilson—, firmó un pacto de impunidad con Irán y, como bien remarcó Juan José Gómez Centurión, entregó nuestra soberanía a China para construir una base militar en Neuquén.
Qué dicen las primeras encuestas sobre el resultado del debate presidencial
Más allá de que Alberto y el Frente de Todos ya habían ganado antes de empezar gracias a la apabullante victoria en las PASO, la sensación que deja el debate en general es negativa. Hubo pocos momentos de honestidad intelectual y no quedó para nada claro cuál va a ser el plan económico para finalmente superar la inflación y poner en marcha a la economía. Mucho menos tiempo le dedicaron los candidatos a explicarnos cómo van a lograr niveles de productividad en las pymes para que sean competitivas con el resto del mundo y así generar exportaciones por fuera de los sectores primarios. Pero tampoco nos engañemos a nosotros mismos esperando que a un par de semanas de las elecciones los candidatos presenten un plan de gobierno cuando no lo hicieron en toda la campaña.
Los debates televisivos no son el mejor vehículo para el intercambio de ideas complejas, sino que sirven más para hacer una evaluación subjetiva de la imagen que deja cada candidato. Se podría comentar que José Luis Espert mostró solidez, que Nicolás del Caño aprovechó el momento para plantarse ideológicamente, que a Gómez Centurión le costó el timing o que Roberto Lavagna tuvo un gran momento cuando conectó los derechos humanos con el hambre. Pero todo esto queda un plano secundario. Desde un punto de vista más macro, la que ganó fue Cristina, que está a un paso de volver al poder.