Autor intelectual de la estatización de las AFJP. Ex militante de la UCeDe que vio la luz ideológica en el kirchnerismo. El elegido para la vicepresidencia y la futura sucesión en 2015. Violero frívolo que incomoda un poco al camporismo. Y, en adelante, dos alternativas excluyentes para el relato oficialista: el único responsable de una maniobra ilegal para quedarse con Ciccone o un mártir mediático crucificado por Clarín. La presidenta Cristina Kirchner eligió, por ahora y hasta un eventual procesamiento, este último papel, el del Amado Boudou sacrificial. Y esa es la línea obligada para todo su gabinete, incluso para aquellos que nunca simpatizaron con Aimé y le juegan en contra en la interna de cada día.
Si bien el Gobierno analizaba un posible pedido de licencia para el vicepresidente, la coincidencia entre el llamado a indagatoria por parte del juez Ariel Lijo y el arreglo oficial con el Club de París vino a cambiar ligeramente la estrategia, y reforzó la idea de argumentar una conspiración corporativa. Una creencia algo sobreactuada en la práctica, pero que no deja de ser sincera dentro del kirchnerismo hard.
Así, la lectura que se impone en el Gobierno es que el “ataque” mediático-judicial contra Aimé es indivisible del “acoso” a la Presidenta. Ambos son directamente una misma cosa. En lenguaje kirchnerista, más que la decisión de bancar a Boudou, se trata de una definición política por parte de Cristina.
“Es una operación mediática promovida por el grupo Clarín, que extorsiona a los jueces”, afirmó el jefe de Gabinete Jorge Capitanich en 6,7,8, programa que en materia de invitados suele funcionar como un espejo de la voluntad cristinista, sobre todo en momentos de crisis.
Con ese mismo argumento, a Boudou lo defendió Agustín Rossi, el gobernador Sergio Urribarri y el subsecretario de la Presidencia Gustavo López. “La Justicia debe actuar como lo está haciendo, pero es evidente que hay una brutal presión mediática”, comenta López ante PERFIL.
Desde la inquina histórica hacia Boudou o el miedo electoral a quedar pegados, otros kirchneristas como Florencio Randazzo o Daniel Scioli optaron por guardarse, aun a riesgo de desobedecer la orden de la Presidenta.
En un acto en Río Gallegos, de hecho, ayer Cristina Kirchner recuperó uno de sus conceptos discursivos clásicos y que parecía archivado: el cuestionamiento por tibio a Daniel Scioli. “Muchas veces hay que plantarse, aunque no sea simpático”, le dedicó al gobernador, quien había dicho a la prensa que sobre la indagatoria de Boudou no iba a hacer comentarios.
Desde La Cámpora, organización que se limita a expresar el pensamiento de Cristina, sus dirigentes reivindican el sólido encuadramiento de Boudou con la Presidenta, incluso en los momentos en que todavía tenía margen para considerar alternativas, tanto comunicacionales como partidarias. Por ejemplo, victimizarse, abandonar el Gobierno con algún capital político y tratar de reconvertirse desde otro espacio. Después de una década de kirchnerismo en el poder, Boudou no sería el primer ex funcionario en intentar un reciclaje semejante.
Pero el vicepresidente ni siquiera especuló con ese plan B, según evalúan en el camporismo. Una lealtad algo inusual y que suele ser bien retribuida por Cristina Kirchner, incluso contra lo que desearían otros funcionarios del propio Gobierno.
Hasta la declaración judicial de Boudou del próximo 15 de julio, entonces, el oficialismo desplegará una defensa casi monolítica, a caballo de tres argumentos: la denuncia del ataque mediático, las supuestas coincidencias suspicaces y el contragolpe previsible de que el alcalde Mauricio Macri se mantiene en funciones mientras está procesado.
La suerte de Boudou, además, se definirá recién a mediados de agosto, después de la feria judicial, una vez que Lijo haya escuchado al vicepresidente y a otros imputados, todos acusados de haber participado en la compra de la imprenta Ciccone Calcográfica para beneficiarse con contratos estatales.
En el caso más que probable de resultar imputado, todavía no está definido si se mantendrá la estrategia oficial del aguante o si el Gobierno lo inducirá a pedir licencia. Aunque el reciente subidón en las acciones internas de Boudou deja una puerta abierta para su sobrevida en el cargo. “Muchos compañeros respetamos y bancamos más a este Boudou en la adversidad que al anterior de las motos y la guitarrita”, asegura a modo de consuelo un dirigente de La Cámpora.
“Soy inocente”, dijo desde El Salvador
De visita en la República de El Salvador, donde asistirá hoy a la asunción de su presidente, Salvador Sánchez Ceren, el vice argentino Amado Boudou habló sobre su situación judicial. Dijo que “no voy a ser un obstáculo para la Justicia, todo lo contrario”. “Cuando inició este pedido, yo al día siguiente me presenté al juez. Así que para mí soy inocente y voy estar dando mi respuesta a la Justicia”, aclaró el compañero de fórmula de Cristina Kirchner.
Las declaraciones están en sintonía con las que dijo cuando se supo el viernes que el juez Ariel Lijo lo citó a indagatoria para el 15 de julio. Ese día afirmó que utilizará esa oportunidad para defenderse, porque “soy inocente”. Y advirtió que estaba tranquilo. En El Salvador, el día previo a la asunción de Sánchez Ceren, el vice dio una conferencia de prensa ante estudiantes de la Universidad de El Salvador. Disertó sobre los jóvenes y la integración de los países de la región.