El responsable del operativo en el que murió el espía Pedro Tomás Viale, alias “Lauchón”, lugarteniente del ex hombre fuerte de la Secretaría de Inteligencia (SI) Antonio Stiuso, rompe el silencio. Se trata del Comisario Inspector Enrique Maldonado, ex titular de la Subdelegación de San Miguel de Drogas Ilícitas, quien comandó la investigación y programó los 18 allanamientos que se realizaron el 9 de julio de 2013. Por este caso, se encuentran procesados y con prisión preventiva los siete miembros del Grupo Halcón que ingresaron a la quinta de Viale en La Reja, Morón, y tres comisarios: José Tsuruka, Hugo Fasone y Maldonado.
Stiuso y la diputada Elisa Carrió sugirieron que fue una operación de la Bonaerense para matar al Lauchón. Maldonado niega que haya existido una orden de liquidarlo por parte de la cúpula de la fuerza. Además, cuenta los entretelones de la investigación, de más de dos años, que vinculó a Viale con operaciones de narcotráfico y ventas fraudulentas de terrenos: “El caso comenzó con una llamada anónima al 911, en la que denunciaban a Rodolfo Angel Carricaburu, alias ‘el Cocinero’, como traficante. La causa quedó en manos del juez federal Juan Manuel Culotta. Se verificaron los datos y se consiguió con orden judicial la intervención del teléfono”, contó Maldonado a PERFIL.
—¿Cuándo aparece Viale?
—En las escuchas ordenadas por Culotta, que la SIDE nos pasaba en CD, aparece un “fulano” que lo llama prácticamente todos los días. Era el Lauchón. Le ofrecía protección. Carricaburu le pasaba las patentes de los autos civiles con los que lo estábamos siguiendo y él le confirmaba que eran de la Bonaerense. A partir del pedido del juzgado, nos iban pasando los datos de los teléfonos que llamaban a Carricaburu. En el caso de Viale, nos informaron que pertenece a la SIDE.
—¿Se pidió la intervención del teléfono de Viale?
—¿Cómo le vamos a pedir a la SIDE que intervenga un teléfono que era de ellos? Decidimos con el juez no hacerlo.
—Era agente de Inteligencia, ¿no podía estar infiltrándose?
—El estaba choreando. Viale se iba embarrando con las llamadas. Hacía operaciones de terrenos con ventas fraguadas junto a Carricaburu. Incluso, uno de los terrenos, que quedaba en el fondo de su quinta, terminó después de tres ventas fraguadas con su hijo Luciano como propietario, que también estaba siendo investigado y aparece en las escuchas. Además, le ofrecía conseguirle precursores químicos [para la producción de cocaína] en código. Le preguntaba: “¿Te falta agua?”.
—¿Cuándo y cómo deciden el allanamiento?
—En una escucha Carricaburu dice que va a traer un cargamento del Norte. Ahí decidimos intervenir. Se programaron 18 allanamientos, con 36 grupos operativos. Participaron efectivos de toda la provincia. En tres domicilios decidí pedir la intervención del Grupo Halcón.
—Muchos creen que fue una operación ordenada por el jefe de la Bonaerense, Hugo Matzkin...
—Carrió dijo eso. Está meando fuera del tarro. Yo programé todo el operativo, con la autorización del juez para hacerlo durante la madrugada. Cualquier persona sabe que los detalles de un operativo antidrogas no se informan a nadie, incluidos los superiores, para evitar filtraciones. Volvería a hacer todo de la misma manera, Viale le metió cuatro tiros al escudo del Halcón, si no mandaba a las fuerzas especiales terminaban todos muertos. Al otro día me felicitaron.
—Los que entraron a la casa, ¿se identificaron?
—Ellos dieron la voz de alto y se identificaron. La mujer de Viale dijo en su primera declaración que escuchó “Policía, Policía”. Y un testigo declaró que escuchó la voz de “alto”, tiros y después a uno de los oficiales diciendo: “Se pudrió todo, nos están cagando a tiros”. Cuando la causa llegó a la Justicia Federal y se metió el abogado de Stiuso, Blanco Bermúdez, los dos se desdijeron. [Sus abogados aportaron a PERFIL copias de las dos actas de declaración]. También es mentira que lo acribillaron, tenía sólo dos tiros.
—Usted está preso, ¿le soltaron la mano?
—Estoy grande como para que me tengan que llevar de la mano.