Implosión. Esa es la sensación de los protagonistas de Comodoro Py después de la hecatombe que desató la liberación de Cristóbal López y Fabián De Sousa. La embestida del Gobierno sacó a relucir viejos rencores en el edifico de Retiro y hay temor a la fuerza que pueda tener el ataque oficial, con el aval mediático. En tiempos de Pascua, algunos temen la Crucifixión.
Al polémico fallo en el caso Oil le sucedieron las acusaciones del presidente Mauricio Macri y la diputada Elisa Carrió, la nominación de una procuradora ajena a Py y el desplante del supremo Ricardo Lorenzetti pidiendo junto a sus pares explicaciones sobre cómo se manejan las cosas en Retiro. “Esto es guerra”, dijo a PERFIL un juez. Puntualmente la Corte quiere saber por qué Eduardo Farah fue elegido para desempatar en el fallo de Cristóbal. Esta semana, Farah explicó su voto en el programa Animales sueltos y deslizó que el Presidente había sido mal informado, pero sus palabras terminaron de rociar con nafta un escenario inflamable.
Reacción. Al pedido de informes de la Corte, el camarista Jorge Ballestero, en la mira del Gobierno, respondió que la intervención de Farah estaba justificada en otros expedientes de la megacausa por asociación ilícita contra Cristina Kirchner –como ya había publicado PERFIL–, pero para reforzar apuntó sobre su colega Martín Irurzun, porque también había intervenido en otras causas sin sorteos y sin problemas. Irurzun, un nombre intachable para el Gobierno, fue sorprendido el jueves con un pedido de auditoría de la Corte por la difusión de escuchas de CFK.
Ballestero y Farah firmaron junto al desplazado Eduardo Freiler el procesamiento de Macri en la causa escuchas. Pero Farah no le había hecho ruido al Gobierno cuando, junto a Irurzun, ratificó fallos contra la gestión K, señalan fuentes judiciales. Esta semana, Carrió reclamó saber si hubo coimas detrás del fallo de Cristóbal, un caso en donde resurgieron fantasmas de sentencias compradas y la injerencia de servicios.
Otros frentes. En el primer piso de Retiro, en Casación, también tienen su propia interna: el centro es Carlos Mahiques, el juez que fue “trasladado” desde el fuero ordinario y que, a criterio de alguno de sus pares, debe dejar su puesto. Entre el cuarto y el quinto piso, el juez Luis Rodríguez echó al fiscal Carlos Stornelli de la causa en la que está preso Julio De Vido y tensó aún más la relación que ya tenían.
Combate. Esa sensación del “todos contra todos” es un espectáculo desconocido para Comodoro Py. En general, la batalla se da contra los de afuera. “Nunca vi una cosa así. El Gobierno sale sin pruritos a criticar fallos, con Chocobar, con Cristóbal y a nadie le parece mal. Esto es un circo romano –dijo a PERFIL un juez federal–. Ahora ponen una procuradora sin experiencia penal que es amiga de Macri. Ni Cristina se atrevió a tanto”.
La nominación de Inés Weinberg de Roca, realizada por TV, sacudió a la mesa chica judicial del Gobierno y a Retiro. La candidata oficial desbancó al fiscal de Casación Raúl Plée, vetado por Lilita por sus nexos con Daniel Angelici. “Una pena, Plée sabe quién es quién acá adentro”, dicen en Py. “Este gobierno tiene más operadores que ninguno, pero la mayor de todas es Lilita. Pide y se le concede”.n
