La provincia de Buenos Aires, en todos los laboratorios electorales, amerita un estudio diferenciado. Todos saben que un buen resultado nacional debe estar acompañado de uno similar en la Provincia. Y hoy, según la mayoría de los analistas, la clave está puesta principalmente en cómo se moverá el electorado en la primera sección electoral, es decir, la zona norte del Conurbano.
El otro dato de alto impacto será la tracción que pueda darle María Eugenia Vidal a la boleta de Mauricio Macri. El corte de boleta sería fundamental para que ella logre la reelección, pero también necesita que el Presidente mejore.
La primera sección son 24 municipios que representan el 35% del total de la Provincia, en los que hay distritos eminentementes macristas, como Vicente López o San Isidro, y otros peronistas, como Moreno, José C. Paz o Malvinas Argentinas. Como en el resto del Conurbano, es una de las regiones del país donde más impacto tuvo la crisis económica. Por eso, en el Frente de Todos hacen hincapié en los efectos de la debacle económica, con el aumento de los precios y de las tarifas, con las dificultades de las pymes o los puestos de trabajo que se perdieron. En Juntos por el Cambio, en tanto, apuntan su discurso al combate contra el narcotráfico y a las obras realizadas. El mensaje que mejor llegue al electorado será determinante. Dos encuestadores abren las dudas: uno habla de paridad, otro de 5 puntos arriba Fernández (con Macri creciendo aunque con menor intensidad).
La primera sección es clave porque los otros dos tercios de la Provincia se los reparten para cada lado de la grieta. El kirchnerismo se fortalece en la tercera sección (zona sur del Conurbano). En 2017, Cristina le llegó a sacar diez puntos de ventaja a Esteban Bullrich, el candidato de Cambiemos, lo que significó 340 mil votos más. Ahí se encuentra La Matanza, bastión peronista por excelencia. “En 2017, Cristina ganó ahí por 20 puntos, pero perdió la Provincia por 4. Hoy necesitaría ganar por 26 o 28 para ganar por 5 puntos”, dice un encuestador que mide para el peronismo. “El problema de la polarización es que el otro siempre sube su piso”, resume para restarle posibilidades a esa brecha.
En el interior bonaerense (sin contar La Plata) se concentra un 25% del electorado. Es una zona donde al kirchnerismo siempre le costó hacer pie. En 2015, Vidal le sacó 18 puntos a Aníbal Fernández en la pelea por la gobernación. En 2017, Bullrich amplió a 22 esa brecha. En total fueron más de medio millón de votos. Ahí, el Frente de Todos trabaja para recortar, sobre todo en las ciudades más grandes. “Todos los lugares donde cerró una fábrica creció el antimacrismo, y eso pasó en muchas ciudades”, dicen.
En el macrismo reconocen la distancia que tienen Alberto y Cristina sobre Macri y Pichetto pero se muestran confiados: según números de Isonomía que manejan, hace dos meses estaban abajo por 16 puntos y ahora por 7. “Hay mucho voto posible para que siga mejorando”, explican.