La puja de poder entre el secretario general de la CGT, Hugo Moyano, y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner comienza a dividir las aguas en la familia sindical más poderosa del país.
Pablo y Facundo Moyano, los dos hijos que el líder camionero convirtió en sus sucesores, agudizan sus diferencias en torno a la crisis Moyano-Gobierno.
Cada uno de ellos representa una pata del mundo moyanista: Pablo, secretario adjunto de Camioneros, se afianza en el poder gremial que su padre ha sabido construir; Facundo, diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, es la aspiración política de Moyano.
“La principal diferencia es que Pablo quiere romper la relación con el Gobierno de una vez por todas y lo más rápido posible. Facundo, en cambio, pide prudencia y quiere poner paños fríos para bajar la tensión entre Moyano y Cristina”.
Antes de que el líder camionero le marcara la cancha al cristinismo hace tres semanas, en el acto de Huracán, Pablo intentaba convencer a su padre de que era hora de poner fin a la relación con un gobierno que había subestimado y menospreciado al gremialismo, desoyendo sus principales reclamos, como la suba del mínimo no imponible en el impuesto a las ganancias, la suba de las asignaciones familiares y la inclusión del moyanismo en las listas de diputados.
Mientras Pablo fogoneaba la ruptura, Facundo llamaba a dirigentes como Omar Viviani, líder de los peones de taxis, para manifestarles su preocupación ante el distanciamiento de su padre y la mandataria. Viviani había intentado hasta el 15 de diciembre concretar un acercamiento entre Moyano y Cristina, junto con otros moyanistas como el diputado Héctor Recalde y los ministros de Trabajo, Carlos Tomada, y de Planificiación, Julio De Vido. Pero primaron los consejos de Pablo.
A Facundo le tocó bailar con la más fea: integra el bloque del Frente para la Victoria en la Cámara baja y sabe que tiene una carrera política por delante, que debe cuidar. Pero asumió su banca en el oficialismo con los puentes entre Moyano y el Gobierno a punto de ser dinamitados.
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