POLITICA
EL CLUB DEL JEFE

Fernández abrió las puertas del desarrollo de Argentinos Jrs.

Pese a que hace varios años que no rompe el mercado de jugadores con alguna venta estelar, pelea siempre por salvarse del descenso y arrastra una deuda millonaria, la Asociación Atlética Argentinos Juniors multiplicó su patrimonio inmobiliario. Todo lo consiguió desde que el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, un fanático del equipo de La Paternal, llegó a la Casa Rosada. ¿Pura coincidencia?

1009fernandezalberto2468
UN SUEO. El feje de Gabinete, el da de la reinaguracin del estadio "bicho". Dio el puntapi inicial. | Cedoc

El club de fútbol favorito del jefe de Gabinete no suele ocupar los primeros puestos de la tabla de posiciones. Por el contrario, en el último campeonato peleó para no descender a la Segunda División. Tampoco se encuentra entre los clubes que registran más ingresos por venta de jugadores. Y como si todo esto fuera poco, la deuda que arrastra no ayuda: llega a los veinte millones de pesos.


Pero no todo son malas noticias para el cuadro deportivo que se ganó el corazón de Alberto Fernández. En los últimos tres años, Argentinos Juniors vio crecer de manera insólita su patrimonio inmobiliario: remodeló un estadio que se encontraba en desuso desde hacía veinte años, se hizo dueño de un predio de nueve hectáreas, donde levantó modernas canchas de fútbol, y hasta inauguró un microestadio.


A la institución que el influyente jefe de ministros eligió como lugar de cierre de la última campaña electoral del kirchnerismo, la suerte parece sonreírle con llamativa frecuencia.

Puntapié. Uno de los primeros síntomas de que empezaban a correr nuevos vientos para el sufrido equipo de La Paternal apareció en diciembre de 2003, siete meses después de la asunción de la administración kirchnerista.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite


El 26 de diciembre, Alberto Fernández fue un invitado de lujo de Argentinos Juniors. Ese día, viernes, era muy especial: el club reinauguraba su estadio de fútbol, algo que no tenía desde hacía veinte años. Habían remodelado la vieja cancha de la calle Boyacá, que desde el año 1983 no se utilizaba. El costo de las obras –sólo el tramo final– llegaba a los dos millones de pesos.


Aquella tarde, el jefe de Gabinete dio el puntapié inicial como símbolo de la inauguración. A su lado estaba el presidente del club, Luis Segura. También miraba Aníbal Ibarra, por entonces jefe de Gobierno y aliado político de Fernández en la Ciudad de Buenos Aires. Desde un palco privilegiado, disfrutaron de los partidos amistosos en los que jugaron figuras nacidas en Argentinos, como Sergio “Checho” Batista, Esteban Cambiasso y Juan Pablo Sorín. La única tristeza para los hinchas era la ausencia de Diego Armando Maradona, el genio que empezó en ese club.


Pero Fernández lucía exultante: “Soy de Argentinos desde chico y me siento parte de esta casa”, le dijo a la prensa en ese entonces y lo sigue repitiendo hoy, como uno de los recuerdos que más lo emocionan como hincha.


Nadie se imaginaba el revuelo que levantaría la inauguración de ese estadio. Mucho menos que, un año después, la tragedia que desató el incendio del boliche Cromañón, con 194 muertos, pondría bajo la lupa el sistema de inspecciones.


En junio de 2005, un ex inspector porteño denunció que en aquel momento el estadio no se encontraba en condiciones de ser inaugurado. Ante la comisión de la Legislatura porteña que investigaba las responsabilidades de la tragedia de Once, Nicolás Walsoe informó que le encargaron inspeccionar la obra tres días antes de la fecha prevista para su inauguración. Según la declaración del ex empleado municipal, se encontró con que faltaba realizar un 25 por ciento de las obras y, por ese motivo, el estadio de Argentinos no estaba en condiciones de ser habilitado. Pero le ordenaron autorizar el lugar de todas maneras, para que el club pudiera llevar a cabo la inauguración. Walsoe aseguró que le dijeron que la orden provenía de Fabiana Fiszbin, en aquel entonces subsecretaria de Control Comunal, a pedido del mismísimo Alberto Fernández.


La construcción del estadio de Argentinos no fue beneficiosa sólo para el club. Casualmente, en agosto de 2004, Ibarra firmó un convenio con la institución para construir una escuela pública en el estadio. El proyecto consiste en una escuela secundaria para 250 personas, con cinco aulas, un área de computación, una biblioteca y un laboratorio. Las obras ya están en marcha y se prevé su inauguración para diciembre de este año.

Boom inmobiliario. El club del que es fanático el jefe de Gabinete incorporó, además, más inmuebles en su haber.
En diciembre de 2004, Aníbal Ibarra otra vez entró en escena y le cedió un predio de nueve hectáreas en el Bajo Flores, una decisión que levantó polémica porque sonaba muy desventajosa para el Gobierno de la Ciudad.


Esa historia comenzó a principios de los noventa, cuando Carlos Grosso era intendente. En aquel momento, el club ya estaba haciendo uso de esas tierras. Entonces la Municipalidad hizo un acuerdo con la institución deportiva: le otorgó once hectáreas, a cambio de la entrega de un edificio (que alguna vez fue la sede de Argentinos). El conflicto surgió con la segunda condición: las cuotas semestrales que el club debía pagar durante diez años y que nunca abonó.


Por esto, en 1998 la Procuración General de la Ciudad pidió el desalojo de Argentinos Juniors del Bajo Flores. Pero seis años después, la procuradora de entonces, Alejandra Tadei, dio marcha atrás con ese dictamen. Tras la destitución de Ibarra, Tadei fue uno de los cuadros ibarristas que consiguió cobijarse silenciosamente bajo el paraguas del gobierno nacional, gracias al padrinazgo “albertista", la procuradora porteña que benefició al club del jefe de Gabinete trabaja hoy como subsecretaria de Legal y Técnica del Ministerio de Economía. El poder siempre agradece los favores recibidos.


Con el aval de la entonces procuradora Tadei, Ibarra pudo aceptar el trato que proponía el club: quedarse con nueve hectáreas y devolver sólo dos y media. El jefe de Gobierno cristalizó esa decisión el 24 de diciembre de 2004, una fecha ideal para no llamar la atención, en medio de los preparativos navideños.


Como forma de reafirmar su decisión de quedarse allí, Argentinos inauguró en el predio del Bajo Flores dos canchas nuevas, con un moderno sistema de riego, y una coqueta tribuna de cemento, a un costo de $ 300 mil.

Microinversión. El conductor y empresario televisivo Marcelo Tinelli también puso su granito de arena en el club favorito del jefe de Gabinete.
Durante más de dos décadas, Argentinos Juniors exhibió un microestadio que quedó a medio construir. El inmueble, que cuenta con más de cuatro mil metros cuadrados, se empezó a edificar en la década del ochenta, para el Mundial de básquet que se iba a disputar en la Argentina. Cuando se cambió de planes y se eligió el Luna Park para los encuentros, el proyecto quedó trunco.


Desde mediados del año pasado, la productora de TV Ideas del Sur acordó terminar de construirlo, a cambio de explotar la concesión durante ocho años. De esta manera, la empresa de Tinelli invirtió dos millones de pesos en los cerramientos del techo, la instalación de sistema eléctrico y demás terminaciones. Hoy utiliza el lugar para grabar el programa El gran juego de las provincias, conducido por el Midachi Dady Brieva.


En ese mismo lugar, el Frente para la Victoria porteño cerró en 2005 la campaña para diputado de Rafael Bielsa, con la presencia de Néstor Kirchner y, claro, de Alberto Fernández, el gestor de ese acto, de que se hiciera allí y de que le vaya tan bien a Argentinos, su club.