POLITICA
Entrevista con PERFIL.COM

Gallardo, el juez más temido por el macrismo: "Algunas gestiones se molestan con sus propias prácticas"

En la mira del PRO por varios fallos polémicos, el magistrado acusa al gobierno porteño de tener una relación raquítica con la Justicia.

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“Toda decisión judicial es política”, afirma Roberto Gallardo, cuando se le pregunta acerca del rol del Poder Judicial en la sociedad. Criticado desde la gestión de Aníbal Ibarra hasta la de Mauricio Macri, a quien se ha acusado de querer vaciarlo de causas, el magistrado expresa una posición ideológica clara dentro del marco que establece la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires.

Ex miembro ADEJU (Autoconvocatoria por el Derecho y la Justicia), Gallardo forma parte de una camada de jueces que asumen un rol tanto social como político dentro del Poder Judicial. En una entrevista concedida a Perfil.com, el magistrado del Fuero Contencioso Administrativo de la Ciudad explica por qué considera que el macrismo intenta “disciplinar” a la Justicia.

-¿Qué rol se proponían desde una agrupación como ADEJU?

-ADEJU lo que tenía era una conformación muy interesante por lo inorgánica. Era inorgánica, pero a la vez confluían un montón de organismos: por ejemplo la Asociación de Abogados de Buenos Aires, la Unión de Empleados De la Justicia Nacional; ONG's: Poder Ciudadano, el CELS; la Defensoría del Pueblo de Alicia Oliveira. Había un conjunto de organizaciones y de instituciones que de alguna manera encontraban en ADEJU una suerte de punto en común, eso nos daba mucha potencia.

-¿Teniendo en cuenta los lineamientos de ADEJU, se consideran los jueces que molestan Macri?

-No, porque sería una visión parcial. Molestamos a todo aquel que no se inserta en nuestro sistema normativo. Tenemos en la ciudad de Buenos Aires un sistema normativo sumamente garantista y progresista, encabezado por la Constitución de la Ciudad. Lo que nosotros somos es absolutamente intransigentes en el cumplimiento de la Constitución. No transamos con el incumplimiento. Entonces todos lo que quieren encontrar alguna veta para incumplir, encuentran en nosotros un problema. Nosotros no somos los que molestamos, sino de alguna manera algunas gestiones se molestan con sus propias prácticas.

-¿Por lo tanto consideran que el juez tiene un rol social?

-Sí, el juez tiene un rol social y un rol político, los dos roles. Es muy gracioso porque en los últimos tiempos casi todas las administraciones que colisionaron con esta práctica judicial recalcan el tema: “Estos jueces son políticos”. Y nosotros no nos cansamos de repetir que toda decisión judicial es política (...) Cualquier juez, aún el que pretende teñirse de objetivad, de imparcialidad, toma decisiones políticas y toma partido. La única diferencia es que cuando nos preguntan nosotros decimos: “Sí, es verdad”. Nosotros no hacemos política partidaria, pero tenemos política judicial.

-En ese sentido ¿se sintieron respaldados por la III Conferencia Nacional de jueces en Córdoba?

-Afortunadamente, en los últimos tiempos nos sentimos muy respaldados desde la Corte (Suprema), con la nueva integración, porque la Corte también está marcando un camino. (...) La Corte ha dado muestras de un nuevo sendero y nosotros seguimos esa línea y nos sentimos muy cómodos.

-¿Cómo ve en la Ciudad la relación del Ejecutivo con la Justicia?

-La relación en este momento es raquítica, débil, muy débil en sentido de que debiera haber una relación de interpoderes, integral, madura, donde cada uno tenga su función claramente asignada (...) Cuando la relación es raquítica y débil es porque hay una idea del aparto judicial, de la Justicia y del rol del Poder Judicial absolutamente de mode, anacrónica, una idea antigua. Frente a esa idea se hace repeler cualquier decisión, no acatar, desconocer, criticar, de manera vulgar, poco trabajada.

-¿A qué llama idea antigua de la Justicia?

-La idea de que el juez es una suerte de personaje encerrado en un tubo de ensayo, que no sale de su despacho, que no se conecta con los problemas sociales, que no entiende la asimetría que hay en el acceso a la Justicia. Entonces, considera a todos por igual; por ejemplo, al pobre que no tiene un peso para llegar a un juzgado lo considera igual que a Amalita Lacroze de Fortabat. Este juez es un paradigma de juez que se está muriendo. En cualquier parte del mundo, esta igualdad como un predicado abstracto no existe más. La Justicia es otra cosa, tiene que ver las diferencias para igualar en sus prácticas. Hacemos discriminación inversa y esto molesta.

*Redactor de Perfil.com

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