Jorge Macri sorprendió cuando, en plena reunión del gabinete ampliado del martes, resaltó que en la Ciudad había “un equipo” y nombró a los aliados del PRO. Mencionó a Graciela Ocaña (quien por un tema personal no pudo participar) de Confianza Pública, al radicalismo (y la nombró a la titular del bloque, Manuela Thourte), al socialismo y a la Coalición Cívica. “Tenemos la responsabilidad de honrar la decisión de los votantes de Juntos por el Cambio”, planteó en su alocución.
Sus palabras generaron un mejor clima interno: los aliados de JxC en la Legislatura porteña tienen una relación escasa con el jefe de Gobierno y, si bien hace diez días acompañaron una iniciativa vinculada al endeudamiento para pasos bajo nivel en la traza del tren Sarmiento, no se sienten parte del Gobierno de la Ciudad.
Quien viene trabajando, desde comienzos de año, en la contención de los aliados es el jefe de Gabinete porteño, Néstor Grindetti, junto al dirigente Carlos Walter, quien recorre pasillos parlamentarios de Perú 160 casi a diario.
Almuerzos, encuentros y relación personal se combinan en la agenda de Grindetti para que no haya fisuras en las bancadas aliadas ante una Legislatura compleja donde todas las semanas el vicepresidente de la “casa”, Matías López (vinculado a Diego Santilli), hace malabares para alcanzar las mayorías.
Esto se vio hace dos jueves cuando, para sancionar la ley que autoriza a la Ciudad a pedir un préstamo de 75 millones de dólares de la Corporación Andina de Fomento, un sector de La Libertad Avanza vinculado a Karina Milei decidió oponerse. Quien encabezó la negativa a acompañar al oficialismo porteño fue la diputada de mayor confianza de la secretaria general de la Presidencia: Pilar Ramírez, quien controla a una parte de los legisladores de LLA.
Ramírez sostuvo en su discurso que “con las urgencias que tenemos el eje de la gestión no debería ser más parches sino eficientizar el presupuesto, achicar el Estado y ordenar las cuentas”. Y ya prepara varias iniciativas en ese sentido. Incluso recorridas barriales y el armado político que incluye amalgamar todas las distintas juventudes libertarias.
Matías López tuvo que recurrir al PJ para sostener el proyecto: lo votaron en manada. En Uspallata, la sede del Gobierno porteño, no lo podían creer. Pero fue una señal de alerta: si Jorge Macri no logra cohesionar a JxC y los aliados no tendrá una sola ley.
Ciudad y Nación: un vínculo conflictivo
Para peor: la relación entre la Ciudad y la Nación sigue siendo conflictiva. A la coparticipación –que se está pagando pero con transferencias discrecionales los viernes y no automáticas como quiere CABA– se le sumó el futuro traspaso de las 31 líneas de colectivo. En Uspallata van a mirar la letra chica antes de aceptar. El antecedente en esta materia es el traspaso del subte. Y, justamente, si alguien tiene experiencia en la materia es el procurador porteño, Martín Ocampo, quien encabezó ese proceso en 2012 cuando era legislador y ahora le tocará mirar en detalle la propuesta de Nación.
Con todo, el encuentro en la Usina del Arte el martes pasado también supuso una introducción a cargo de la vicejefa porteña Clara Muzzio, quien bromeó con que no llevó consigo a Woody, el personaje de Toy Story que la acompañó en su primera presentación en marzo de este año. Muzzio sigue buscando en estas horas un responsable del área de Discapacidad, tras la deserción de dos de las personas a las que les ofreció el lugar. Una de ellas estuvo a punto de estar nombrada en el Boletín Oficial. Se trata de un lugar sensible y el que la vicejefa busca potenciar.
Luego le tocó el turno al ministro de Hacienda porteño, Gustavo “Chama” Arengo, quien adelantó que todos los ministros deberán pasar por la Comisión de Presupuesto que preside Paola Michielotto (vinculada a Cristian Ritondo). Será una novedad para algunos, que transpiraron al enterarse. Sobre todo los que detentan una feroz subejecución presupuestaria.
LT