Gira la Tierra. Duda el mundo. Duerme el país. No cae bien criticar el pago pero es porque lo quiere que lo aporrea uno. Soy argentino por mi nacer en Zárate, mi construcción en Berisso y mi decadencia en Buenos Aires. Hoy por hoy no tengo claro si ésta es la Argentina en que nací. Su versión 2010 está en probeta. O secuestrada. O (tal vez) previa a despertar. Pero hoy no se advierte que forma tiene y cual es el sueño, proyecto o idea que la sostienen. Vista desde fuera es un galimatías. Es el "país más distinto del mundo" que por un lado asombra y por el otro provoca reflexiones que acaban en absurdo. ¿Es un país sin hacer o es un país que se deshizo? Quien lo haya caminado algunas décadas sabe que salvo los infames 30`y los crueles 70, el resto conformó un relato desigual. Nadie estaba cómodo en su espacio pero al menos se esforzaba por abrirse otro. Los obreros luchaban. Los cantores cantaban. Los amantes amaban. Los jueces juzgaban. Y los vivos se "desvivían" por vivir. Todavía, como decía el tango, "la palabra" y “la vergüenza” eran la mejor herencia que "el viejo me dejó". Al menos algunos sostenían con ese límpido mandato los actos de su gobierno individual. Unos cuantos se maleaban, claro. Pero eran los menos. Había pobreza, pero no la miseria espiritual de hoy. La conciencia de que había que luchar por cambiar el país la tenía hasta el iletrado más crudo. Hoy, no da signos de inquietarse por ella ni lo más ilustrado de la nueva generación. En 1945 obreros y estudiantes manifestaban juntos por "Alpargatas sí, libros sí". Hoy brillan por su ausencia.
Lo palpable tras el alentador ejercicio festivo (no político) del Bicentenario, es que el país se encuentra semiinconsciente, "asistido" por un equipo de improvisados que curan de palabra, reparten calmantes publicitarios y parecen decididos a mantenerlo en un frezeer el tiempo que puedan. Las pruebas están a la mano y a la vista. El pueblo perdió su sonrisa espontánea. Si ríe, lo hace con rictus. Es que no sabe en que país está. Se siente habitante de la mejor geografía del mundo pero ignora como habrá de seguir el cuento refrito que le hacen pasar por "historia nacional". El gobierno ofrece a manos llenas flagrante corrupción (y a la mayoría no le importa). La oposición ofrece a boca llena luchar contra la corrupción (y a la mayoría no le importa). Es un país que empata consigo mismo. Sponsor del sofoco drogón del anéstésico mundial futbolero, junio mantiene amordazados a 38 millones de hinchas, indiferentes a un millón, y muy activos a un millón más que conforman el directorio nacional del Almacén de Ramos Generales La Rosada Company. Se miente, se esconde, se informa al revés, y se desgobierna a placer de un Harpagón que consguió meter un país en su bolsillo. La ideología del truco impuso el poder del tahúr. Y el timo se acepta como acto folklórico. No hay partidos. Hay movimientos. Esto es, hay algo que se mueve, un “todo vale”. Lo importante es ganar. La gente habla sola y cuando camina hablando por celular es cuando más sola habla. El desencanto domina la calle. Disminuyeron los “por favor”, el “perdón”, los “gracias”. De la amabilidad pasamos al erizo. Sobran malefactores y faltan benefactores. Y aun puede que en el 2011 los dioses programen un Kirchner-Maradona. ¿Que no?
(*) Especial para Perfil.com