Con reclamos variados y sin una consigna predominante, miles de personas tomaron las calles del centro de Córdoba e hicieron oír sus reclamos. Cinco meses después del multitudinario 8N, las cacerolas anti K volvieron a la escena en el 18A, tras una fuerte convocatoria por las redes sociales. El epicentro de la protesta volvió a ser la tradicional esquina de Vélez Sarsfield y Boulevard San Juan, frente al Patio Olmos, escenario que lució repleto de cordobeses que marcharon en paz.
Los reclamos fueron de lo más variados, pero todos con un común denominador: el rechazo a la gestión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. “Queremos libertad”, “Dejen de pesar su sueldo, no se roben mi patria”, “Vengo a defender a mi país”, “Estamos cansados de la prepotencia”, “No queremos ser Cuba”, “La AFIP se mete en nuestras vidas”, “No a la reforma judicial” fueron algunas de las consignas de los manifestantes.
Como en otras ocasiones, pasadas las 21, los miles de manifestantes entonaron las estrofas del himno nacional. Entre las figuras políticas se pudo ver al exárbitro internacional, Héctor Baldassi, y el dirigente radical Mario Negri.
El cacerolazo local tuvo eco en ciudades del interior como Villa María, Villa Carlos Paz, San Francisco, Jesús María y Río Cuarto, entre las más importantes.
Víctimas de la inflación. Los choripaneros cordobeses fueron algunos de los “beneficiados” en la multitudinaria marcha. El horario de la marcha fue propicio para que cientos de personas se volcaran a degustar el tradicional sándwich nacional, a pesar del reajuste: en la última protesta, costaba 15 pesos; en esta manifestación, pasó a 20 pesos, lo que significó un incremento de más del 30%.
(*) Especial para Perfil.com
