No fue un gran día el de ayer para Luis D'Elía. Desde el más alto nivel del PJ alguien le susurró que "afloje un poco" y el propio Néstor Kirchner se vio obligado a desautorizarlo en público en su única conferencia de prensa en 5 años. Pero hay un hecho claro: en el Gobierno han comenzado a tener en cuenta (lo demuestran las palabras de Kirchner, aclarando que no era un "exégeta" del piquetero y rechazando sus acusaciones contra el golpismo de Duhalde) que si bien D'Elía es útil para algunas tareas, a la hora de mostrarse como cara en la calle del kirchnerismo, resta más de lo que suma.
Y ayer el más K de los piqueteros siguió a rajatabla los consejos: no fue explosivo ante los micrófonos, se cuidó de no dar margen para las críticas y marchó con un grupo de sus seguidores (acompañado por su habitual ladero Edgardo Depetri) mirando el palco desde abajo y comportándose como un militante ejemplar.