La CGT ya juega a dos puntas. Mientras negocia con el Gobierno definiciones urgentes en el campo salarial y de las obras sociales, y se mete en la discusión de los sectores informales y postergados, también afina su estrategia con la vista puesta en un nuevo gobierno peronista. En la central se ilusionan con ser protagonistas de un pacto social que sería el puntal de la estrategia económica de Alberto Fernández, quien, descuentan, ganará las próximas elecciones.
Frente al tramo final de la campaña para las PASO, se muestra un contraste muy claro. Mientras muchos gremios decidieron no jugar fuerte en la elección primaria, porque creían que se los había excluido de las listas y de las discusiones sobre el plan de gobierno, tras la victoria por el 47,78%, todos quieren ser parte de un triunfo que entrevén en octubre. Por eso fue perfecta la asistencia esta semana a la cumbre organizada por el gobernador Juan Manzur, en Tucumán, donde también fueron empresarios y se lanzó un posible pacto social.
En el gremialismo, ya comenzaron las especulaciones por posibles lugares en un futuro gabinete, o la posibilidad de que estén en puestos estratégicos personas valoradas por el mundo sindical peronista. Los lugares más relevantes son Trabajo, que esperan que vuelva a ser ministerio, y la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS), organismo que maneja los fondos de las obras sociales. También hay interés por Transporte, entre los gremios del sector, y otras áreas como la Superintendencia de Riesgo de Trabajo (SRT) o el PAMI.
Hugo Moyano le pidió a Alberto Fernández que colabore con la unificación de la CGT
Más allá del tironeo por los puestos, que podría enfrentar a sectores sindicales, hay diversos signos que apuntan a que el gremialismo podría buscar un nuevo proceso de unidad. El viernes, Hugo Moyano habló en una entrevista con Crónica sobre este tema, y pidió que Fernández ayudara a unir a los sectores dispersos del cegetismo. En principio, la elección de nuevas autoridades sería en agosto del año que viene, pero muchos creen que es fundamental unir fuerzas antes, para consolidar un poder importante en el contexto de un gobierno peronista.
Los planes para el futuro, sin embargo, corren en paralelo a las negociaciones sobre los temas más urgentes que tiene la CGT con el Gobierno y los empresarios. La semana pasada, el foco estuvo puesto en el apoyo a la Emergencia Alimentaria, el pedido por los desocupados y, de forma más discreta, el reclamo por los problemas que tienen las obras sociales tras la devaluación post PASO.
Esta semana, el foco estará puesto en la negociación para lograr un bono extraordinario para los trabajadores privados, en paralelo a los reclamos puntuales para que haya apertura de paritarias en aquellas ramas donde está previsto. En off, los gremialistas insisten en que quieren un pago de 5 mil pesos, pero también reconocen que puede haber un acuerdo por debajo de sus aspiraciones. Por el lado del Gobierno, el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, sugirió que se podría evaluar un pago que se calcule como porcentaje del salario en lugar de una suma fija.
