Voto frágil, no consolidado, o líquido. Votantes no convencidos o con propensión a la infidelidad. Son diferentes formas de catalogar al 20% o 30% del electorado que, según los encuestadores, asegura estar dispuesto a cambiar su voto en las semanas previas a las elecciones. A ese núcleo se van a enfocar los comandos de Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa en los últimos veinte días de campaña.
Todos los analistas coinciden en que sus trabajos muestran un nivel de indecisos bajo. Entre el 5% y el 10%. Cuando se les otorgan opciones, los entrevistados deciden por uno u otro candidato. Eso explica la estabilidad que vienen mostrando los sondeos desde las PASO. Sin embargo, ante la pregunta de si están convencidos o sí podrían cambiar, las dudas comienzan a surgir.
Así lo muestran los estudios de opinión de por lo menos cinco consultoras de las más importantes del país a las que tuvo acceso PERFIL.
La otra coincidencia es que los votantes de Massa son los que tienen mayor predisposición a cambiar de candidato en el tramo final. El problema, de todas formas, es que no hay un beneficiario natural de esos eventuales votantes. La composición del voto del candidato de UNA permite que Macri y Scioli peleen por una porción.
Para Federico Aurelio, de Aresco, hay una “estabilidad electoral todos los meses, pero eso no significa que esté todo definido”. “Hay un 25% que reconoce que podría cambiar su voto, y eso es para tener en cuenta porque por décimas habrá o no habrá ballottage”, argumenta.
Con Scioli rondando el 40% y con una diferencia de unos 10 puntos, el próximo presidente se podría definir por pocos votos (ver aparte).
Así, cualquier dirigente que se pase de bando en las últimas semanas puede ayudar a crear un clima favorable a que los no convencidos se den vuelta. En ese sentido se puede inscribir la voltereta que dio la dirigente Mónica López, que siendo candidata de Massa anunció su apoyo a Scioli.
En el macrismo también están buscando dirigentes que en las últimas semanas puedan mostrar un respaldo que quizá se esperaba para la segunda vuelta. Con un resultado tan ajustado prefieren adelantar a la primera vuelta esos golpes de efecto.
Hugo Haime, de la consultora homónima, asegura que alrededor del 20% del electorado podría cambiar de candidato sobre el final. “Los sectores medios tienen una tendencia histórica a tomar las decisiones en las últimas semanas. En las grandes ciudades pasa eso, mientras que en las más empobrecidas la decisión suele ser más tradicional”, describe.
Según Mariel Fornoni, de Management&Fit, cada vez “hay menos gente que tiene decidido firmemente su voto”. Sus números muestran que el 19% “tiene decidido su voto, pero que todavía puede cambiarlo” y el 14% “aún duda entre dos candidatos”.
Cifras similares tiene Enrique Zuleta Puceiro, de OPSM. Para él “hay un 35% del electorado que podría cambiar su voto”. Pero aclara que no lo ve como un síntoma de “volatilidad”, sino que “los votantes no tienen lazos estables con ningún candidato”.
Infieles. Para la mayoría de los analistas Massa es quien más sufre esta condición de falta de convicciones de los votantes, aunque aclaran que hasta hoy se viene manteniendo firme. “Hay una mayor predisposición de los de Massa que podrían votar a Macri. Pero Scioli lo puede evitar si logra que no se polarice la elección”, explica Zuleta.
En los números de M&F, el 59,5% de los votantes de Massa está seguro y no tiene posibilidades de cambiar, contra 69% de Macri y 76% de Scioli.
Artemio López, de la consultora Equis, sostiene que “hay una volatilidad en los votos de Macri, Massa y Margarita Stolbizer que deja abierta la puerta a que haya cambios en estas últimas semanas”. “Los que más seguros están de su sufragio son aquellos que optan por Scioli y Nicolás del Caño. El resto tiene una fidelización muy baja, que ronda el 60%”, explica.
Para la consultora Polldata hay un 19,6% que todavía pueden cambiar su voto. Y de los tres principales candidatos, Massa también figura con más infieles en sus filas.
Distinta es la visión de Fabián Perechodnik, de Poliarquía Consultores, quien cree “que el voto de Macri es el más volátil y que Massa es el que más tiene para crecer”, pero aclara que no lo suficiente “como para llegar a pelear el segundo lugar”. En su caso, opina que los indecisos hoy no mueven el escenario.
Faltan apenas tres semanas para las elecciones y los principales candidatos parecen estar pescando votos en la misma laguna. Así, el resultado dependerá de quién tenga mejor pique