En plena efervescencia en su ministerio por la semana previa a la visita de más de 30 líderes globales, el canciller Jorge Faurie recibió a PERFIL para dialogar sobre las oportunidades de negocios, y ciertas polémicas, en torno a la intensa agenda que involucra a la Argentina durante los próximos días.
—¿Cómo condiciona el liderazgo regional de Macri la recurrente vulnerabilidad de la economía?
—Argentina no tiene una vocación de liderazgo. Esto del líder regional es una imagen que usan recurrentemente los medios. El Presidente es un jefe de Estado que hace reformas para tener un país más competitivo y vinculado al mundo, para conseguir exportaciones e inversiones que se traduzcan en más trabajo y, así, reducir la pobreza. Creo que las reformas se orientan en el sentido en que lo hace la mayor parte de los países del mundo, como Chile y parece ser que también será el caso de Brasil. Esto determina que el Presidente sea reconocido, pero no que sea un liderazgo particular en la región.
—Una de las visitas más esperadas es la del presidente estadounidense. ¿Qué expectativas hay en torno a Trump?
—El presidente Macri y el presidente Trump se conocen de su vida empresarial y tienen un relativo grado de confianza que, creo, ha sido de gran utilidad. Nosotros tenemos una relación creciente con los Estados Unidos por una visión coincidente del mundo. Estados Unidos es reconocido como la primera democracia mundial y es un país que defiende las libertades civiles, las libertades económicas y los derechos humanos. En este proceso hemos encontrado la posibilidad de acceder con nuevos productos, y que no se apliquen las sobretasas en acero y aluminio. También hay inversiones que están viniendo para sectores como la minería, energía y proyectos público-privados. Todo esto forma parte de los temas que vamos a analizar con el presidente Trump.
—Se refirió al liderazgo de EE.UU. en derechos humanos, pero muchos piensan que está dejando de lado ese rol y se pone como ejemplo la reacción ante el asesinato del periodista Jamal Khashoggi…
—Argentina tiene una posición clara; ninguna persona, común o periodista, tiene que morir por sus ideas. En este caso en particular, Argentina emitió oportunamente una declaración donde condenamos la muerte de Khashoggi.
—¿Y qué opina sobre el papel de Estados Unidos?
—Tenemos que ser objetivos en la valoración que hacemos cuando se discute si corresponde o no la declaración sobre uno u otro tema. EE.UU. se ha comprometido a lo largo de muchos años de su historia con la defensa de todas las libertades civiles y políticas. Es un país que ha dado ejemplos claros en la lucha por la igualdad y la integración de minorías. Arabia Saudita es un aliado estratégico, para la mayor parte de las democracias europeas también, que dependen de los suministros sauditas de petróleo. Es un país que puede desestabilizar el mercado mundial con sus acciones. No podemos hacer una foto, sobre un tema, cuando es obvio que ninguna democracia, ni las europeas ni la nuestra, puede condonar la muerte de una persona ni reprimir la libertad de prensa.
—Respecto de la bilateral con la premier británica Theresa May, ¿se anunciará allí un nuevo vuelo entre el continente y las Malvinas?
—Es la primera vez que un primer ministro llega a la capital argentina después del conflicto de Malvinas. Hay un encuentro preparado donde vamos a analizar esta creación de confianza y todas las iniciativas positivas que llevamos adelante. Existe en materia de la disputa de soberanía un paraguas: no se resignan las posiciones que tenemos sobre las islas, pero estamos dispuestos a charlar sobre una cantidad de temas como inversiones, comercio, cooperación científico-tecnológica, el intercambio de información sobre temas de defensa, sobre la preservación de los recursos en el Atlántico Sur… Todos estos son elementos positivos que estarán presentes. Y en relación a los vuelos, todos estamos interesados en una mayor conectividad, vía aérea, entre las islas y el territorio continental. Es algo que trabajamos hace ocho meses y creemos que pronto vamos a poder hacer un anuncio.
—Este gobierno ha querido avanzar en una mayor flexibilización del Mercosur para tejer acuerdos bilaterales y en Brasil señalan que Bolsonaro podría ser un líder fuerte para avanzar en ese camino…
—Siempre hemos partido del análisis de que el Mercosur tiene un altísimo grado de protección que nos excluye de muchos diálogos de comercio internacional. Nuestro deseo es avanzar en un mecanismo de mayor flexibilidad en el diálogo que el Mercosur lleva adelante con otras naciones y bloques. Todo esto nos obliga a reflexionar sobre cómo queremos vincularnos con el mundo. Es un mecanismo que elegimos treinta años atrás y debemos saber si es el que responde al escenario internacional. Han cambiado los principales actores, las formas de hacer los negocios y las corrientes de comercio. No hay que enamorarse de las herramientas, sino del proyecto de integración que nos alejó de las hipótesis de conflicto.
—¿Eso implica un Mercosur sin Arancel Externo Común?
—Vamos a sentarnos para discutir cómo van a ser los mecanismos de flexibilidad. La realidad es cambiante; por lo tanto, puede haber propuestas diferentes a la que usted menciona.