“Al fin nos conocimos”, le dijo esta mañana la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner al juez Sebastián Casanello, cuando le estrechó la mano en los tribunales de Comodoro Py. Según pudo reconstruir PERFIL, era la primera vez que ambos se veían personalmente y la ex mandataria había llegado hasta el juzgado del magistrado, en el cuarto piso del edificio de Retiro, para declarar en indagatoria, por la causa conocida como la “ruta del dinero K”. El comentario no fue casual. Durante los años que lleva la investigación del caso, Casanello fue epicentro de varias versiones que indicaban que ambos se conocían desde antes e incluso que llegó a visitarla en la Quinta de Olivos, en plena investigación del expediente que tiene al empresario Lázaro Báez tras las rejas. Lo que quedó desmentido luego de que los dos supuestos testigos del hecho fueron procesados por falso testimonio.
Cristina Kirchner llegó a tribunales pasadas las 10.30 de la mañana, hora en la que estaba citada, e ingresó por el subsuelo del edificio. Desde allí subió hasta juzgado federal 7, a cargo de Casanello. Acompañada de su abogado Carlos Beraldi, la ex Jefa de Estado escuchó la imputación que se le leyó. Fue la que le impuso el fiscal del caso, Guillermo Marijuan, quien pidió que se le atribuyera el mismo cargo que a Báez: coautora de lavado de activos.
Según pudo saber este diario, la audiencia fue muy formal, en el despacho de la secretaría del juzgado que lleva la investigación. Ahí estuvieron además de Casanello y CFK, Marijuan, Beraldi y el secretario que instruye el expediente. El saludo entre Beraldi y Marijuan fue afectuoso. De hecho el penalista es quien hizo ingresar al hoy fiscal al Poder Judicial, hace más de 20 años. Marijuan y Cristina, en cambio no cruzaron saludo.
La ex mandataria entregó un escrito, que en ese momento también fue subido a sus redes personales, y hubo pocas palabras en el acto que se extendió poco más de una hora. Allí, Cristina Kirchner habló, una vez más, de una “persecución política”, en el marco del “law fare”, un concepto que ya usó en otras ocasiones y que hace referencia a una “guerra jurídica”.
Su citación fue ordenada a fin del mes pasado por la Sala II de la Cámara Federal de Apelaciones. Los camaristas Martín Irúrzun y Mariano Llorens consideraron que la ex mandataria podría estar involucrada en las maniobras de lavado de activos que se investigan en ese expediente, donde ya hay un importante tramo del caso que fue elevado a juicio oral. La decisión del tribunal de alzada hizo lugar, de forma parcial, al recurso de queja presentado por la Unidad de Información Financiera (UIF). En tanto que Leopoldo Bruglia votó en disidencia al entender que el pedido del organismo era improcedente. La orden de la Cámara a un juez de primera instancia llamó la atención en Comodoro Py, donde no se recordaba una medida de este estilo.
En el curso de la investigación, Casanello detuvo hace más de dos años a Báez, lo procesó y lo envió a juicio, que comenzará a fines de octubre próximo. Pero no se encontraron pruebas contra la ex mandataria y hasta Leonardo Fariña, arrepentido en el expediente, y a quien entregó importante información aseguró que todas las maniobras se hacían a espaldas de CFK. Pero los camaristas consideraron que era “dable” entender que Cristina Kirchner tuvo “vinculación con al menos parte” de los 60 millones de dólares que habría lavado Báez y ordenaron la citación.
Tras su paso por el juzgado, CFK salió rumbo al despacho de Claudio Bonadio, ubicado también en el cuarto piso, pero en el otro extremo del edificio. Fue para notificarse del procesamiento y embargo que el magistrado le impuso ayer como "jefa de una asociación ilícita", en el marco de la causa de los cuadernos de las coimas. En el hall de tribunales la esperaban dos dirigentes que ya la apoyaron en otras visitas a tribunales: Juan Grabois y Eduardo Valdés. También dos secretarios suyos. En su camino rumbo al despacho de Bonadio, la ex mandataria aceptó el pedido de selfies que le hicieron varias empleadas de distintos juzgados y escuchó los gritos de apoyo de una serie de militantes que ingresaron al edificio.
Procesados por mentir
En 2017, Gabriel Fabián Corizzo y Carlos Marcelo Scozzino fueron procesados por falso testimonio por el juez federal Luis Rodríguez tras declarar ante el fiscal Carlos Stornelli que Casanello había estado en la Quinta de Olivos para reunirse con CFK. El procesamiento fue confirmado en octubre de ese año por la Cámara de Apelaciones. El entonces camarista Jorge Luis Ballestero y Leopoldo Oscar Bruglia sostuvieron que "las dos personas sometidas a procesos penal afirmaron hechos falsos en sus respectivas declaraciones" y que "las evidencias recolectadas en el expediente revelarían, de manera uniforme, que ni Casanello, ni Corizzo, ni Scozzino concurrieron a la quinta de Olivos" ese día. Así, confirmaron el procesamiento por "falso testimonio" y pidieron "develar la maniobra inspeccionada en toda su dimensión".
Por ese testimonio, la legisladora Graciela Ocaña presentó una denuncia ante el Consejo de la Magistratura contra Casanello. Lo paradójico del caso es que a pesar de lo que se demostró en la justicia penal, sobre la falsedad de la versión, el expediente en el organismo sigue abierto.