Federico Elaskar, ex titular de la financiera SGI conocida como "La Rosadita, desistió de apelar el procesamiento en su contra por el delito de “lavado de dinero”, como una estrategia para acelerar los tiempos hacia el juicio oral y público. Emulando así al otro imputado en el caso, Leonardo Fariña, que ya había informado que no apelaría la resolución en su contra del juez federal Sebastián Casanello, por lo cual en el caso de ambos, el expediente quedó en condiciones de ir rápidamente a juicio oral y público.
El abogado de Elaskar, José Manuel Ubeira, había decidido apelar al procesamiento para que lo revisará la Cámara Federal pero en las últimas horas se retractó de sus intenciones, por lo que el procesamiento quedó firme. "En esta Alzada Federico Elaskar conjuntamente con su abogado defensor, en su escrito desistió de la apelación deducida en la anterior instancia", explicaron los camaristas Horacio Cattani, Eduardo Farah y Martín Irurzun, quienes dieron por desestimado el recurso.
El juez Casanello está avanzando en otras líneas de investigación que podrían necesitar de nuevas indagatorias, lo que derivaría en nuevos plazos procesales en cada caso. Por lo que, a pesar de los intentos de ambos imputados para agilizar los pasos hacia el juicio oral, habrá que esperar aún hasta conocer los resultados a los que llegue el magistrado.
A inicios del mes de mayo de este año, Casanello procesó sin prisión preventiva a Fariña y Elaskar por supuestas maniobras de lavado de dinero, en el marco de la causa contra el empresario kirchnerista Lázaro Báez, y fijó embargos por 35 y 27 millones de pesos respectivamente. El magistrado consideró que la relación entre ambos quedó acreditada, cuyo patrimonio aumentó presuntamente gracias a esas actividades ilegales. Ambos confesaron para desdecirse luego en el programa Periodismo para Todos a cargo de Jorge Lanata. En esas declaraciones los dos dejaron en mala posición al empresario Lázaro Báez.
Según el fallo de Casanello, que ahora quedó firme, “La Rosadita” habría sido "un vehículo para lavar dinero” que “operó financieramente por fuera de los controles establecidos”. Pero en ese contexto no pudo determinar el origen del dinero, y por lo tanto dispuso una serie de medidas para establecer si efectivamente se trataba de fondos pertenecientes a Lázaro Báez, sólo a él o a otros empresarios, o ambas alternativas.