A las 20.48 del jueves 1 de septiembre, el auto de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, dobló a la derecha para llegar desde la calle Juncal a su domicilio en Uruguay, en el Barrio de Recoleta. Allí, ya la esperaban, como desde hace más de una semana decenas de militantes kichneristas para demostrarle su apoyo luego del alegato del fiscal Diego Luciani en la causa “Vialidad”.
La vicepresidente bajó del vehículo junto a su escolta a las 20.49 y fiel a su estilo fue a saludar y fotografiarse con sus seguidores.
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Si bien el coche oficial la dejó en la entrada de su hogar, Cristina cruzó la vereda para comenzar a acercarse a quienes estaban esperándola. Bajó unos metros por la calle Uruguay, y dobló de nuevo hacia la vereda de su edificio, haciendo un pequeño semicírculo. Tres minutos después, a las 20.52, sucedió el incidente: Fernando André Sabag Montiel la gatilló con un arma en la cara.
Aún no se explica bien por qué la custodia no activó el protocolo de seguridad, y Cristina Fernández de Kirchner continuó los saludos mientras el frustrado tirador era apresado. Fueron seis los minutos que estuvo en la calle luego del fallido magnicidio, hasta que a las 20.58 entró a su edificio entre eufóricos saludos.