El pedido por un incremento salarial no es el único conflicto que tiene que enfrentar por estas horas el Gobierno bonaerense. Detrás del reclamo existen otras cuestiones que, según pudo saber PERFIL de fuentes policiales y de la oposición, sumaron malestar en la fuerza desde comienzos de año.
Uno de los ejes fue la demora en las designaciones y los ascensos del personal jerárquico. En diciembre del año pasado, el entonces ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, dejó listos una serie de ascensos para que sean firmados por su sucesor, Sergio Berni. Se trata de un “gesto político”, el mismo que había tenido Alejandro Granados en 2015 con el propio Ritondo. Según fuentes de Juntos por el Cambio, esos ascensos de jerarquía, hasta subcomisario, fueron frenados y recién hace un mes y medio comenzaron a efectivizarse.
A eso se le suman demoras administrativas en designaciones, lo que confluyó en personal de la fuerza que se desempeña en cargos más altos pero percibe el salario de su cargo anterior.
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Esto se dio cuando se modificó este año la estructura generando las estaciones policiales y se disuelven cargos intermedios relacionados a las departamentales. “Es gente que ahora depende del jefe de estación y gente de alta jerarquía, cuyas designaciones no salieron. Es decir, están sentados asumiendo responsabilidades por algo que no le pagaron”, confía a PERFIL una fuente policial.
Por otro lado, en el frente opositor ven un vacío de poder de mando. “Hubo un gran manoseo en el cambio de estructura”, resume un ex funcionario bonaerense. “Esto generó un problema en la cadena de mando”, agrega. Por ello, afirma, se pudieron ver escenas donde policías de baja jerarquía no obedecieron a sus inmediatos superiores en varios municipios del conurbano bonaerense.
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Y brinda un dato clave: en el anuncio del plan de Seguridad para la Provincia, con el desembarco de fuerzas federales e inversión en equipamiento y móviles, no hubo mención alguna a los salarios de la Bonaerense.
Con todo, hace dos semanas vía Facebook los familiares de los policías comenzaron a agitar una protesta por los sueldos a los que se podía agregar el malestar generalizado. En este sentido, la falta de interlocutores también se sumó: la Provincia no los encontró en días, lo que complicó cualquier negociación.
A ello se le suma un reclamo por insumos contra el coronavirus. “Ni los barbijos nos dieron”, confía la fuente policial. De hecho, calculan unos seis mil infectados en la fuerza.
En este marco, en términos económicos, una de las tantas consecuencias de la pandemia fue que los policías perdieron las Horas Polad (los adicionales) que suponían los eventos deportivos, los recitales y las actividades que permitían un ingreso a extra muy importante a los efectivos.
CP