El año pasado, durante un acto de entrega de viviendas, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner recordó su pasado más humilde: "Me impactó eso de pensar todas las mañanas cuando se levantan si el propietario no les va a renovar el alquiler o les va a pedir mucho más y no lo van a poder pagar. Lo digo porque me tocó vivirlo cuando era muy chiquita, tendría dos años apenas”, dijo.
Y continuó “Durante la época peronista había una ley de alquileres que no permitía el desalojo de los inquilinos”. “Lo primero que hizo el golpe de la [Revolución] Libertadora fue desalojar esa casa, y recuerdo que nosotros tuvimos que desalojar la casa en que yo había nacido, en 4 y 32, por esa medida", relató la mandataria.
En 2009, a propósito de su cumpleaños número 56, Perfil.com recorrió los barrios de su infancia, su primera escuela, la institución secundaria, la Universidad Nacional de La Plata y hasta los lugares sociales que frecuentó hasta conocer a Néstor Carlos Kirchner y emigrar hacia Santa Cruz.
La casa en Tolosa, ubicada en 522 bis entre 7 y 8, dónde vivió de pequeña, es una vivienda con rejas blancas en una zona residencial y con ambiente pueblerino. Hoy continúa viviendo allí su madre, Ofelia Wilhelm.
El recorrido incluyó la escuela Dardo Rocha, con la típica estructura de institución estatal, el colegio secundario "Nuestra Señora de la Misericordia" -sobre Avenida 4 entre 44 y 45-, dónde Cristina estudió, discutió y se divirtió jugando truco y fumando en horas libres.
La última parada, obligatoria, fue en el centro de la ciudad para observar la universidad en la Avenida 7 Nº776, en la cual Cristina estudió Abogacía comenzó a militar.
Durante la recorrida, este portal entrevistó al periodista José Ángel Di Mauro, quien en 2004 publicó la biografía Cristina K, la dama rebelde. Durante un año investigó vida pública y privada de la entonces senadora. Su infancia, su adolescencia, sus temores, el amor antes de Néstor Kirchner y su militancia.
“Jugaba muy bien al truco. Era la mayor actividad en las horas libres: fumar y jugar al truco. Dar vuelta los bancos y hacer el 'pica pica'. Ella se destacaba porque mentía muy bien”, comentó Di Mauro. Y destacó que Cristina “tuvo una vida absolutamente normal, de ir a bailar a los boliches de entonces: Macondo, alguno otro del centro de La Plata”. En lo que a política se refiere, “tenia gran afinidad con su abuelo quien fue el primero en hablarle del tema Evita”.
En cuanto a la relación con sus padres, el periodista comentó que con su madre “se sacaban chispas” y con su padre “tuvo una relación que podría haberse hecho un festín un psicólogo”.
Antes de enamorarse de Néstor Kirchner, en su adolescencia Cristina estuvo de novia con el rugbier Raúl Cafferata, quien practicaba ese deporte en el club San Luis y le abrió las puertas a otro mundo: “fue un ambiente que conoció, que le gustó mucho”.
No más pobre. Para la periodista Laura Di Marco, también autora de una biografía sobre la Presidenta (Cristina Fernández, la verdadera historia), esta ”fue realmente pobre en sus primeros años” y contó cómo el dinero y la necesidad de estatus social marcaron su adolescencia.
“Durante años Cristina Kirchner se vendió como una chica de clase media pero si investigás su pasado parece que su vida comenzó a los 15 años ya que no hay demasiados datos de su niñez. Nació en una casa muy humilde y precaria que no tenía cloacas en la calle 4 y 32 en Tolosa donde vivía con su madre Ofelia Wilhelm, su tía Noemí y su abuelo Carlos Wilhelm. Realmente eran pobres. Su abuelo -a quien llamaban El Negro- fue obrero de un frigorífico”.
Según la autora, escondió este pasado durante tanto tiempo “porque le daba vergüenza contarlo. Siempre hizo referencia a su paso por el colegio Misericordia de La Plata, pero nunca habló de su primera escuela”.
De Marco relató además su verdadera identidad: “Ella es hija de otro señor llamado Florencio Lattaro, un compañero de trabajo de Ofelia. Murió hace años y tuvo otra hija llamada Emilse. No hay confirmación de esto, pero en La Plata está instalado que no es hija de Fernández”.
Colectivero. /strong>En 2011, durante un acto recordó en público que su padre Fernández "era colectivero y nunca tuvo tendinitis para oponerse a un reclamo de trabajadores del subte.
Fernández fue uno de los 23 socios que dieron inicio a la compañía, y su crecimiento en la empresa se dio a la par de los demás. Durante muchos años trabajó como chofer, hasta que llegó a ser dueño de tres colectivos y, una vez formada la cooperativa, cobraba el monto correspondiente a su cuota parte.
“No le gustaba hablar de su padre porque era colectivero”, comentó su compañera Graciela Balassini a la periodista Olga Wornat, autora de una biografía de la presidenta.