Es uno de los empresarios que se reunieron con Alberto Fernández y los ministros Martín Guzmán (Economía) y Matías Kulfas (Producción) en Olivos para analizar la actividad. El mandatario lo nombró como uno de los que plantearon las necesidades para la producción pospandemia. Javier Madanes Quintanilla, presidente de Aluar (aluminio) y de la fábrica de neumáticos Fate, confesó que salió de la reunión “preocupado” y apuntó la necesidad de un “programa económico integral”.
—¿Por qué salió preocupado de Olivos?
—La producción está a niveles bajísimos. Estamos viendo un escenario a futuro preocupante. Aun si se llega a un acuerdo razonable por la deuda, me preocupa cómo recuperar el terreno perdido. Todavía no se presentó un programa económico integral. Y todavía vemos muchos limitantes. No podemos decir que estemos dando vuelta la curva de actividad.
—¿Cree que la negociación de deuda no será determinante?
—No creo que el tema de la deuda termine influyendo tanto. El horizonte de tiempo de la pandemia no está eximido.
—Sus pares marcan preocupación por la emisión monetaria. ¿Se lo plantearon al Presidente?
—Todos tenemos conciencia de que no puede ser la forma de vida permanente. El Estado está haciendo un esfuerzo grande para que la actividad no se caiga más. La ecuación impositiva cuesta mucho remarla. Vamos a salir de un problema fiscal importante, que hoy es secundario. La solución no puede venir de una mayor presión impositiva. En las exportaciones va a ser inviable, porque la gente se resiste a comprar impuestos.
—El Congreso puede dar un impuesto a la riqueza que sería por única vez. ¿Está de acuerdo?
—Es comprensible y solidario que el Estado se haga cargo pero si se lo quiere cobrar al sector privado en alguna instancia, no es factible. En otros países es distinto porque hay capacidad de crédito y moneda. En Europa y Estados Unidos lo van a pagar con deuda y emisión las generaciones futuras. En lugar de impuestos a la riqueza o participación en empresas, debería haber un sistema que promueva la inversión. Hay que buscar una sociedad más justa, no lo niego. Pero lo que hay que redistribuir es la creación de riqueza.
—¿Se plantearon las críticas por las nuevas medidas del Central de acceso a divisas?
—Más que críticas, había dudas. Hay que definir qué razonabilidad hay para que una empresa pueda manejar su liquidez. No hay divisas, lo dijo el presidente de forma muy concreta. Hay molestia en el sector privado.
—Sin la prohibición de despidos, ¿estaríamos ante una crisis de empleo?
—Nadie desea una crisis terrible de empleo. Hoy hay riesgo de que no haya trabajo. Es un peligro muy real pero no se resuelve con un decreto. ¿Qué sistema protege a los cinco o seis empleados que tenía el que cerró el bar? Lo deseable es que no se produzcan los cierres con candado. El empleo que no absorbe el sector privado termina siendo una carga para el sector público.