Luego de anunciarse que se abrió el mercado para menudencias, sorgo, maíz y trigo por US$ 700 millones, y que se concretarían desembolsos para seis proyectos de infraestructura por US$ 3.052 millones que son financiadas íntegramente por China, Massa disparó una frase que dio la vuelta al mundo: “Nos deberíamos llamar Argenchina”.
En Buenos Aires mientras aun retumbaban sus palabras se informó oficialmente el cierre del dòlar soja 3. El secretario de Agricultiura de Agricultura Juna Josè Bahillo tuiteò que es eporgrama “alcanzó las metas propeustas por el gobierno por unos 5 mil millones de dólares”. La colecta se realizó en mayor tiempo del que se esperaba e informalmente algunos sostienen que el objetivo era rozar los 8 mil millones como en las anteriores.
Decididamente formar parte del lote de países que integran la iniciativa china de la ruta y la franja de la seda tiene sus ventajas. Argentina decidió hacerlo casi como una de sus escasas políticas de Estado.
Lo hizo Macri y lo concretó Alberto Fernández.
Esa iniciativa, que cumple diez años, se inspiró en una red de rutas comerciales de la antigüedad nacida durante la dinastía Han de China en el año 130 antes de Cristo. Xi Jinping lo ha convertido en el eje de su política exterior y lo impulsa bajo la idea de una franja una ruta para una alianza comercial global con eje en Beijing. Argentina lo firmó rápidamente y se diferenció de Brasil que no se ha sumado.
Esa iniciativa coloca al país como receptor de inversiones. Y hoy se vieron los primeros frutos en seis proyectos que no requerirán el aporte, ni siquiera de una porción, por parte de Argentina: implican compromisos por US$ 3.052 millones. Eso si, se aclaró que no se trata de desembolsos automáticos, salvo el primero pero después dependen de los avances de obras.
Y en otras negociaciones se obtuvo el acceso al mercado del sorgo, tan utilizado en un licor muy popular en China y que puede significar exportaciones de US$ 400 millones. A eso se suma la apertura para el trigo y las menudencias bovinas y porcinas. El secretario de Agricultura Juan José Bahillo obtuvo la reapertura de los envíos de pollos que tras la gripe aviar se cancelaron.
Massa, que participó en esas extensas rondas de negociaciones a la hora de abrochar los acuerdos, solo soltó a modo de festejo ante un grupo de periodistas: “Con esto deberíamos llamarnos Argenchina”, recordando la palabra que acuñó el periodista Chiche Gelblung.
En cuanto a las menudencias porcinas y bovinas ese mercado estaba cerrado por exigencias sanitarias. Y habrá un cambio de protocolo para que puedan reiniciarse las exportaciones aviares, según se informó. También para los cereales como el trigo faltan aprobaciones sanitarias y certificados.
Ante la escasez de dólares, Argentina dejó de lado proyectos de inversión que estaban en marcha pero que significaban un aporte de capital como el caso de Atucha III en el que se recibía la inversión china por US$ 8.000 millones pero Argentina debía integrar el 15% de ese capital. Los proyectos incluyen las líneas de alta tensión que abastecen a Edenor, Edesur y Edelap, por US$1.100 millones, en el AMBA.
También el Belgrano Cargas II, que implica desembolsos por US$ 816 millones, y el Ferrocarril Roca, que insume US$236 millones para comprar comprar 200 coches nuevos.
A esto se suma el parque solar Caucharí en Jujuy recibe US$ 326 millones.
Y en la provincia de Buenos Aires, en Laferrere para plantas de agua potable y en El Jagual para cloacas. Ambos proyectos son por US$650 millones.