Hipólito Barreiro acompaña la cena con una copa de "El Justicialista", un vino "nacional y popular", creación del artista plástico Helmut Ditsch. En la mesa, el doctor Barreiro habla de lo que más lo apasiona. "Tenía el genoma de su abuela Tehuelche", dice. Habla, sin dudas, de su paciente más respetado: Juan Domingo Perón. Barreiro fue su médico personal y es autor de "Juancito Sosa, el indio que cambió la historia", un libro sobre los orígenes de "El General".
Cerca de la mesa, una especie de altar alaba a la figura de Evita. Hay varias imágenes, estampitas y cuatro velas prendidas. De fondo, empieza a sonar la marcha peronista y alguien entona tibiamente un "Perón, Perón, qué grande sos…". A la marchita se le pegan fragmentos de discursos de Perón y Eva. Y a eso “Ji, ji, ji”, de Los Redondos. En las paredes hay grafitis con mensajes como "Fuerza Cristina" y "Gracias Néstor" junto a cuadros de Santoro y Carpani.