La jueza federal María Romilda Servini de Cubría fue muy crítica con las Abuelas de Plaza de Mayo por la investigación que se sigue acerca de la apropiación del nieto de Estela de Carlotto, Ignacio Hurban. Y advirtió sobre el posible carácter de “apropiadores” de los padres de crianza del joven, quien conoció su verdadera identidad el pasado 5 de agosto.
La postura de la jueza choca con el trato contemplativo que las Abuelas dieron hasta ahora a la pareja que crió a Hurban. La acusación de Servini de Cubría se da en el marco de un tironeo por la causa judicial.
Esta semana, su par de La Plata, Manuel Blanco, se declaró competente en la causa y solicitó que Servini de Cubría decline su participación en la pesquisa, algo que deberá resolver la Sala II de la Cámara Federal.
El pedido de Blanco se basa en que la apropiación de Ignacio o Guido tuvo origen en el secuestro y el homicidio de Laura Carlotto, su madre, en el centro clandestino de detención La Cacha, que está en jurisdicción bonaerense.
Ayer, Servini dijo que Abuelas busca desviar la investigación porque se resisten a que sean citados los padres adoptivos de Hurban. “Si los llamo a los padres de crianza va a haber problemas, para mí son apropiadores hasta que se demuestre lo contrario”, advirtió la jueza. Ignacio fue criado por Juana y Clemente Hurban, dos peones rurales de Olavarría, en un campo de propiedad de Carlos Francisco Aguilar, un empresario rural de la zona. Pero para Servini no hay nada que conecte a Aguilar como entregador.
En una de sus primeras entrevistas, el nieto de Estela de Carlotto había dicho que “lo que pasó con mis viejos” forma “parte de una intimidad que quiero preservar”. “Es muy importante para todos hablar con los padres de crianza, es fundamental que se sepa que no es la muerte ni el momento a partir del cual la relación se quiebra”, sostuvo Guido, en aquella oportunidad.