SOCIEDAD

Habló el nieto de Carlotto y dijo sobre los Hurban: "No quiero que sufran"

Está preocupado por el proceso judicial. Y advirtió: "En Olavarría hay gente que va a tener que dar muchísimas explicaciones".

Afectuosos. Ignacio junto a sus padres de crianza, Clemente y Juana, en el campo donde ambos trabajan como peones. “Fui criado con el mayor de los amores”, dijo.
| Cedoc

Ya se hace llamar Ignacio Guido Carlotto Montoya, al conservar parte de su nombre original y tomando el nombre y apellidos de sus padres reales desaparecidos durante la última dictadura. El nieto de Estela de Carlotto brindó su primera entrevista exclusiva para el principal medio de la ciudad de Olavarría y contó todo sobre sus orígenes, su familia, el nombre, la identidad y el futuro del proceso judicial.

"Lo que pasó con mis viejos, cómo lo tomaron, eso forma parte de una intimidad que quiero preservar. Es muy importante para mí poder lograr que este acontecimiento sirva de alguna manera para ayudar a mucha gente que no sabe cómo se busca. Es muy importante para todos hablar con los padres de crianza, es fundamental que se sepa que no es la muerte ni el momento a partir del cual la relación se quiebra", explica Guido.

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Sobre cómo procesa el momento en que sus padres adoptivos tengan que ir a declarar ante la Justicia dijo que se lo guarda "para la intimidad", aunque aclaró: "Yo quisiera que ellos no sufran ni pasen por demasiados traumas a pesar de que sé que van a tener que declarar y participar de todo este proceso de esclarecimiento. Aunque sí, en Olavarría, hay gente que va a tener que dar muchísimas explicaciones".

"Y esto va a servir también para la opinión pública de la ciudad, espero que la gente aprenda a cuestionar algunas cosas que han estado solapadas. Para que esto sirva no sólo para mi propia restitución, sino que también sirva para la restitución de más gente que anda por ahí con dudas, y es ése el mensaje que me gustaría plantear".

Sobre las responsabilidades de que su situación haya ocurrido en Olavarría, opinó: "La identidad de la ciudad tal vez tenga también que ver con estas cuestiones. No es que la ciudad sea culpable de nada. Pero Olavarría es una ciudad que se ha caracterizado en gran medida por mirar al costado en estas situaciones relacionadas con la dictadura. Y creo que todo esto va a servir para tener en cuenta que han pasado muchas cosas. No es sólo una responsabilidad militar, sino que hay una enorme responsabilidad civil, una gran complicidad de los medios que en su momento no informaron ni investigaron nada, sólo dijeron cualquier basura, y cuando sucedió esta noticia, todos empezaron a tratar de investigar un montón de cosas y me parece bárbaro".

Respecto del símbolo en el que se convirtió, Guido reflexionó: "Eso es para fuera. Eso lo ven los demás. Yo soy el nieto de Estela, que es mi abuela, y tiene una casita divina, me hace una pastafrola buenísima, es eso. Hay una gran diferencia entre lo que ven de afuera y lo que uno vive. Y esa diferencia es intransferible, no se la puedo contar a nadie. Yo sé que hay una iconografía muy fuerte. Y la voy a tener que llevar lo mejor posible".

Y concluyó: "Yo fui y de hecho soy el músico que era mi papá y que era mi abuelo paterno, y soy hasta el orador que era mi mamá. Entonces no hemos perdido nada. Le ganamos hasta a la propia muerte. Porque mi abuela paterna, cuando me ve, me dice 'sos mi hijo. Te veo y veo a mi hijo por el parecido físico que tienen'. Y yo le dije: '¿viste cómo los cagamos?'. La verdad no se tuerce con nada, no se pierde nada, sólo se suspende por un tiempo. Y está bueno que vea esto la gente que tiene dudas. Porque la verdad sana como nada en este mundo. Y la abuela Estela no está usando bastón ahora... vos viste cómo sana".