SOCIEDAD
la nueva familia de ignacio hurban

"Cada vez que la abuela se iba de viaje traía un regalo más para Guido"

“Cada vez que la abuela se iba de viaje traía un regalo de más para Guido”, cuentan. Galería de fotos

Multitud. Los trece nietos de Estela posan con ella en la fiesta de su cumpleaños de 80. Le entregaron el “Premio Nobel de la Pasta”, reivindicando su estofado y los encuentros de los domingos.
| Gentileza Familia Carlotto

Ellos pasaron domingos enteros entre bandejas de pastas amasadas por la abuela Estela o saboreando el pollo a la parrilla como sólo sabía cocinar el abuelo Guido. En la casa de La Plata las nenas se disfrazaban de hippies, usaban vinchas de colores y los nenes no soltaban los autitos que hacían rodar por todo el living. Jugaban entre todos, unidos, felices pese a haber crecido atravesados por el dolor y una intensa búsqueda. Ellos, “los otros nietos” de Estela Carlotto, se criaron a la espera de la aparición de su primo Guido, al que lograron abrazar hace casi dos semanas. Todos, los trece, están felices y celebran haber podido completar “el grupo del primaje”.

“Soy la nieta mayor y desde que nací me faltaba mi primo Guido”, comenta Leticia Falcone (36), hija de Claudia Carlotto. Ella vivió sus primeros años en el exilio, sufriendo por la desaparición de su tía Laura y el secuestro de su tía paterna. “Somos una familia atravesada por el dolor, pero hemos sabido transformarlo para seguir adelante”, sostiene. Ella, al igual que sus hermanos y sus primos, creció siendo testigo de la búsqueda incansable que mantuvo Estela hasta encontrar a Guido.

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“Pienso en nuestra abuela hoy y siento paz, felicidad. Nos inquietaba que los tiempos biológicos no pudieran permitir ese abrazo que se dio con Ignacio. Ella cerró un círculo con su hija, con su historia personal y eso nos alivia el alma. Ahora está como enamorada, se le refleja en la cara”, agrega Juano Falcone (30).

Encontrarlo era su mayor anhelo, su deseo de abuela. Era el motor que la mantenía en pie, y siempre lo tenía presente, con la seguridad de que lo encontraría, relatan los nietos consultados por este diario.

“Cada vez que viajaba nos traía regalos para todos y siempre había uno más para Guido. Le juntaba cosas para él, como camisetas de fútbol o juguetes. Es una abuela poco convencional, muy ocupada, pero siempre presente. Era de llamar, de preguntar cómo estábamos y ayudarnos”, suma Sofía Carlotto (27), hija mayor de Remo. “La abuela siempre fomentó que nos juntáramos, quería que seamos unidos y así somos. Cada lunes nos reunimos los más grandes y siempre estamos atentos para no perder ese vínculo que es tan hermoso”, agrega.

En lugar de pensar en el tiempo perdido, en las tardes de verano que no jugaron juntos, ni en las Navidades que no compartieron, los primos de Ignacio, quien dijo que incorporará Guido como su segundo nombre, piensan en todo lo que tienen por disfrutar. “Somos conscientes de haberlo encontrado por todo lo que se hizo. Acá estará siempre, creemos que está todo por hacer, tenemos la vida por delante”, explica Leticia. Para Sofía, la sensación es como si “flotaran” y dice que de la felicidad que sienten no paran de sonreír. “Es un estado como de enamoramiento, sentimos mariposas en el estómago cada vez que lo vemos”, sostiene y sigue: “Nos imaginábamos cómo sería, quién sería, de qué forma lo habrían criado.

Y es una persona maravillosa. Si bien es arisco como todos los Carlotto, tiene un humor parecido”, cuenta al señalar que desde chicos son de abrazarse mucho entre primos, algo a lo que Ignacio no está acostumbrado.

Leticia recuerda una anécdota del momento en que se vieron por primera vez: “La abuela nos bajó línea. Sabe que somos tanos intensos y sentíamos tanto amor sin conocerlo que nos aclaró que no lo asustemos. Debe ser loco que trece monos se te quieran ir al humo. Por eso nos dijo que él se crió con su madre y padre, sin hermanos y no estaba acostumbrado a tanto apretón”, relata.

“Verlo fue muy fuerte. Me hice la tranquila y le dije ‘Hola primo, soy tu prima’, lo abracé y me dijo ‘Bueno, bueno’, marcándome distancia. Entre mis hermanos y mis primos nos habíamos puesto en fila para saludarlo, yo fui la primera, entonces me puse al final para saludarlo por segunda vez. El se reía”, comenta.

“Hoy es uno más dentro del grupo de primos. Es muy Carlotesco, la humorada y el chiste lo ayudan a atravesar este momento. Nosotros estaremos junto a él para bancarlo en todo lo que necesite”, dice emocionada Leticia.

 

El primer asado de todo ‘el primaje’

Todos los primos coinciden en que quieren aprovechar el tiempo perdido y ahora organizan juntadas que incluyen a Ignacio. “Organizamos un asado el jueves por la noche y vino a comer con Celeste (Madueña) y sus dos amigos músicos. Nos trajo copias de sus discos para cada uno de nosotros y le di de los míos. Pasamos un momento único”, relata Juano Falcone, hermano de Leticia y músico de la banda La Caverna Rock.

“Fue, como siempre, todo muy natural. Iban llegando cada vez más. La idea era que sólo fuéramos los primos, pero la abuela no se lo quiso perder. También se sumó Sabrina Montoya, prima de Ignacio por parte del padre, con quien ahora también nos estamos viendo más y queremos estar unidos”, suma Juano.

Sobre los tiempos de este proceso, Juano está confiado por la buena actitud de Ignacio. “Hay que darle tiempo. Pero a juzgar por sus primeros pasos, está todo bien”, dice y explica incluso que Ignacio les pidió a sus primos que formen un grupo en la aplicación WhatsApp para mantenerse todos comunicados. “Ahí cada uno se presentó y mandó una foto. También aportamos datos de nuestras ocupaciones, edades y alguna otra información para ayudar a que nos ubique mejor, porque somos muchos”, cuenta Sofía Carlotto.

Como pilar para sostenerse en este proceso, Ignacio cuenta con el apoyo incondicional de su mujer, Celeste, y sus amigos. “Lo ayudan a él y nos ayudan a nosotros; son un nexo para conocerlo y son las personas que eligió para vivir esto, porque lo conocen desde siempre. Es importante en un momento como el que vive tener cerca al círculo de personas que mejor lo conoce”, afirma Juano. Sofía, en tanto, cree que “la naturalidad con la que transita quizás sea por no querer perder ni un minuto más sin saber sobre sus orígenes, pese a haber tenido una vida feliz con sus padres adoptivos”.