Con feroces ataques personales y frases misóginas, el primer tramo de la campaña electoral de 2019 fue verbalmente agitado: los precandidatos más populares, como Mauricio Macri, Miguel Pichetto, Alberto Fernández o Cristina Kirchner, blandieron sus mejores armas dialécticas en un fuego cruzado político que no se veía desde 2015, con acusaciones de corrupción y comparaciones poco felices con el hambre venezolano. Ni siquiera los candidatos que venían a cerrar la "grieta" ideológica fueron capaces de poner paz en una campaña en la que no faltó nada.
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