Entró y salió. Así se podría resumir la internación de Florencia Kirchner en la Clínica Favaloro. La hija de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner llegó en una ambulancia alrededor de las 16 horas del domingo y se retiró en la mañana del lunes, acompañada por su madre y la custodia presidencial. No hubo parte médico oficial y, como ya es costumbre, el asunto se mantuvo bajo un manto de hermetismo.
No es la primera “internación express” de Flor K. En agosto pasado, estuvo nueve horas en el Sanatorio Otamendi. Llegó a las seis y le dieron el alta a las 15. ¿Qué pasó en ese tiempo? Como ya es costumbre, no hubo información oficial, pero fuentes cercanas a la familia presidencial habían comentado que se trataba de “un problema ginecológico menor” y que “no revestía gravedad”.
También fue un problema ginecológico el que motivó una sorpresiva visita de Cristina y Florencia al sanatorio Mater Dei el 12 de abril de 2014. Ese sábado se especuló con que la presidenta se atendía por el esguince de tobillo que había sufrido días antes en Roma, cuando se reunió con el Papa Francisco. Luego se supo que, en realidad, la consulta la tuvo su hija. Más tarde se confirmaría el supuesto cuadro ginecológico.
¿Cuál fue el problema esta vez? La visita a la Clínica Favaloro se habría debido al mismo diagnóstico. "Fue un problema ginecológico menor, hasta ahí se puede informar, más que eso no se sabe", dijeron hoy allegados a la familia presidencial y a los médicos de la Presidencia al matutino La Nación.
Sin embargo, nunca se especificó cuál es el cuadro ginecológico que mereció al menos dos internaciones en menos de un año. La salud de la menor de los Kirchner se maneja en el más absoluto secreto, como fue costumbre primero con Néstor, y como continuó, luego, Cristina. Por muy importante que parezca, la ley de acceso a la información pública no obliga a entregar datos sobre los hijos de los presidentes, y se considera a la salud como un tema privado. La cuestión, por lo tanto, seguirá siendo motivo de especulación.