POLITICA

Quién es el juez Roberto Gallardo que puso en jaque el comienzo de clases en la Ciudad

De Aníbal Ibarra a Horacio Rodríguez Larreta, pasando por Mauricio Macri, quién es el magistrado que más incomodó al poder de la Ciudad.

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juez Roberto Gallardo | Cedoc Perfil

Recusado por el oficialismo, el juez Roberto Gallardo deberá esperar ahora la decisión de su superior, la Cámara en lo Contencioso administrativo, para saber si puede o no volver a formar parte del conflicto educacional en la Ciudad de Buenos Aires. El gobierno porteño, para pedir su apartamiento, argumentó una: "manifiesta falta de imparcialidad" y de un "encono" para con ellos, lo que habría quedado "puesto de manifiesto en innumerables precedentes y esbozado ya, tempranamente, en este caso", según sostuvieron en su escrito. Lo hicieron luego de que se conociera que Gallardo había citado a una audiencia para este 10 de febrero, a la que debían asistir los ministros de Salud y Educación de la Ciudad, Fernán Quirós y Soledad Acuña, en el marco de un amparo colectivo presentado por uno de los sindicatos en materia educativa. 

Mientras se resuelve la situación, la mirada sigue puesta en Gallardo, un hombre incómodo para el macrismo, aunque no únicamente para ellos. Con una visión social del derecho y cercano al Papa Francisco, el juez nacido en 1964 tuvo también resoluciones incómodas con otros gobiernos, como el de Aníbal Ibarra, a quien incluso llegó a embargarle una parte del sueldo.

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Quién es el juez Roberto Gallardo

Egresado de la Universidad de Buenos Aires en 1989, Gallardo llegó a juez, con el nacimiento del fuero. Admirador del Papa Francisco, en 2019 fue uno de los magistrados que participó de la primer acta redactada por la justicia franciscana, que incluye conceptos elaborados por el pontífice en su encíclica Laudato Sí. Presentado en la facultad de Derecho, el documento hacía foco en el carácter más social de la justicia. Un punto con el que Gallardo adscribe desde hace años. Al líder de la iglesia católica lo conoce desde el año 2004, cuando intervino en un conflicto de los cartoneros, y hasta escribió un libro sobre Francisco, "Francisco vs. Moloch. Ideas para una revolución ecosocial" que este le agradeció a través de una carta. 

Mientras que desde la oposición lo tildan de juez que responde al kirchnerismo, cerca suyo se despegan de eso y resaltan que es un juez con una visión “social”, que no se adapta a los pedidos del poder. 

Precisamente sobre el poder y los “telefonazos” que a veces pueden salir desde el poder, Gallardo se expidió en una entrevista, a mediados de 2013. “Siempre pasó lo mismo. En cada cambio de gestión alguien viene a presentarse y a tantear, en términos implícitos, si pueden usar el teléfono. Mi reacción es siempre la misma: “el teléfono está roto”. Podemos hablar, pueden pedirme una audiencia, pueden venir, y hasta ahí está todo bien. Pero levantar el teléfono para sugerir cómo tiene que ser una decisión, no. De nadie. Nunca. Yo elijo no atender el teléfono, y eso tiene un costo. También tiene muchos beneficios, yo duermo muy tranquilo”, afirmó en una entrevista en 2013. “Cuando clausuré La Rural no le pregunté a nadie, ni nadie me llamó para pedírmelo. Estaba convencido”, ejemplificaba entonces. 

Con este último punto se refería a lo sucedido en 2005, cuando fue sometido a un juicio político, por clausurar La Rural y ordenar el cierre del Casino Flotante. El proceso no tuvo éxito y Gallardo siguió al frente de su juzgado, al que llegó en diciembre de 2000, con apenas 36 años. 

Francisco y Roberto Gallardo 20210204

Admirador de Hugo Chávez y Fidel Castro

Fanático de Huracán, Gallardo es admirador de las figuras de los fallecidos líderes venezolanos y cubanos, Hugo Chávez y Fidel Castro. Con ambos tiene anécdotas que datan de la época en que Néstor Kirchner asumió la presidencia, en 2003. “Vinieron casi todos los presidentes latinoamericanos, entre ellos Chávez y Fidel Castro. Yo con Chávez ya había estado en una oportunidad, con Fidel no. Quería ir a verlo a Fidel, que estaba en la Facultad de Derecho. Justo cuando lo voy a ir a ver a Fidel, llaman por teléfono de la Embajada de Venezuela y me dicen que Chávez organizaba una reunión con quince personas. Yo no sabía qué hacer, y finalmente dije bueno, voy a verlo a Chávez y después lo veré a Fidel por video. Y fui para la reunión. Chávez era de hablar mucho, y todos le preguntábamos cosas. Era un tipo muy interesante, divertido. Habían pasado como dos o tres horas ahí y de repente él levantó el teléfono y dijo: “acá estoy, con unos argentinos, vente, vente aquí, date una vuelta”. Cortó y a los diez minutos se abrió la puerta y era Fidel Castro. Cuando lo cuento se me ponen los pelos de punta. Para mí fue un regalo de la vida”, recordaba una década después en diálogo con la misma agencia.

Cruces con el macrismo

La de este 2021 tampoco será la primera vez que los caminos del juez Roberto Gallardo y el oficialismo porteño se crucen en un conflicto judicial del ámbito educativo. En 2014, desde su juzgado en lo Contencioso Administrativo y Tributario N° 2 de la Ciudad, el magistrado ordenó el cierre de dos aulas container que el gobierno del PRO había instalado en el colegio Lenguas Vivas. Entonces lo hizo ordenando al Ministerio de Educación porteño que remueva en forma definitiva,  las instalaciones, bajo apercibimiento de ejecución forzada. Al tiempo que dispuso que se haga efectiva la sanción dispuesta en forma personal al entonces ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich, estableciendo el monto diario de condena en 27850 pesos.

La medida fue revertida por la Cámara. En 2019 ese tribunal también apartó a Gallardo en una causa en la cual había instado a Metrovías a que dejara subir gratis a los usuarios de subte en aquellas estaciones en las que no funcionen las escaleras mecánicas y los ascensores. 

En 2018 el propio Horacio Rodríguez Larreta cuestionó con dureza el fallo del magistrado que favoreció a los metrodelegados y ordenó reabrir la paritaria del subte. "Es un disparate", dijo entonces el jefe de gobierno porteño. 

Dos años antes Gallardo prohibió fiestas tras lo sucedido en Time Warp. Antes y después habría más cruces, desde la puja por un cartel frente al obelisco al protocolo de armas de fuego aprobado por Patricia Bullrich, fueron sólo algunos de ellos. El educativo es uno más. Clave de cara a lo que viene, pero nada indica que sea el último.