Las acusaciones ante el posible fraude y las denuncias por hackeo ya son parte del folclore electoral de la argentina y estos comicios no son la excepción. En las pelea presidencial anterior, la oposición acusaba al Gobierno de controlar el escrutinio año tras año con la misma empresa, ahora el peronismo –ya afuera de la gestión– acusa a la Casa Rosada de querer controlar los votos con la llegada de una nueva compañía.
La mira de los partidos opositores está puesta en el nuevo sistema de transmisión de datos. Este año, los telegramas (que contienen los votos en cada mesa) escanearán en cada uno de los 15 mil establecimientos que estén habilitados para votar. Los años anteriores, las actas eran custodiadas por personal del Correo y fuerza de seguridad hasta los centros de transmisión desde donde se transmitían a la oficina central del Correo en donde se comenzaba la carga de los datos que se comienzan a dar a partir de las 21 horas del día de los comicios.
El titular del PJ, José Luis Gioja hizo una presentación ante la Cámara Nacional Electoral y denunció que: “Tenemos fundadas sospechas para afirmar que el proceso electoral podría estar viciado de nulidad”. Los dirigentes de Consenso Federal también se presentaron ante la Justicia para evitar que haya fraude en una noche caliente, sobre todo en la provincia de Buenos Aires.
Las fuerzas opositoras piden que el conteo de los sufragios se haga de la misma manera que se hizo en las elecciones anteriores. Desde 1997, la encargada del escrutinio provisorio fue la empresa Indra. La diferencia entre este conteo y el que la Justicia realiza días después y es el oficial siempre fue menor al 1%. En la elección de 2015, la diferencia de votos para el Frente para la Victoria fue de 0,22% y la de Cambiemos de 0,17%. “¿Por qué cambiar un sistema que siempre funcionó bien?”, se pregunta el titular del PJ bonaerense, Fernando Gray.
Desde la empresa encargada del conteo, Smartmatic descartan cualquier posibilidad de fraude y detallan que el sistema del telegrama en papel se mantendrá. Una vez que el telegrama es escaneado en la escuela, tendrá el mismo recorrido que se hacía en los comicios anteriores. Después de años de que Indra hiciera el escrutinio por contratación directa, esta empresa ganó la licitación del escrutinio provisorio con un presupuesto menor a lo que costaron las últimas presidenciales.
La polémica se incrementó semanas atrás cuando se realizó una prueba del escrutinio y algunos telegramas no pudieron cargarse ya que hubo problemas de conectividad, actualización de programas y hasta la no apertura de escuelas. Ayer se realizó un nuevo ensayo y se lograron transmitir los más de 95 mil telegramas previstos. El viernes habrá una prueba con todos los partidos presentes.
El secretario de Asuntos Políticos e Institucionales, Adrián Pérez, rechazó las sospechas sobre el proceso electoral a su cargo. “Las declaraciones que buscan sembrar dudas sobre la transparencia de la elección son infundadas e irresponsables. Llegamos a este proceso electoral con algunos cambios con respecto a la anterior elección que, en todos los casos, contribuyen a ampliar la participación y fortalecer la transparencia”, sostuvo Pérez.
Quien sorprendió a la Casa Rosada al hablar de hackeo fue la diputada oficialista Elisa Carrió, quien acusó a la ex presidenta de que esto pueda suceder. Algo que también descartaron desde el Gobierno. “Este nuevo sistema le da una gran homogeneidad a la carga que ya no va a tener sesgo de carga por la distancia con los centros de transmisión, además, lo datos llegarán más rápido”, explicó Leandro Querido, titular de la ONG Transparencia Electoral.
