Con el 30 por ciento de desconocimiento de los principales candidatos, el postulante es el sello. Además de superar a los nombres que van en la boleta, la marca logró sostenerse más allá de la figura de Alberto Fernández, que mostró una caída en su imagen. Así y todo, junto al sello, el Presidente se convirtió en el protagonista de la campaña, acompañado por los máximos referentes de la alianza a los que se sumaron, sobre el final, los ministros. A una semana de las PASO, el Frente de Todos se muestra optimista de cara a los comicios del 12 de septiembre.
“Todos los datos que tenemos son positivos”, dicen en el entorno más íntimo de Alberto Fernández. Y detallan: “Está claro que hay problemas que la gente advierte. Siempre ven un contexto general mucho más negativo que el que esperan para ellos, y esto lo logran los medios. Pero los datos de las encuestas parecen ser favorables a nosotros”. Se entusiasman con haber dejado las polémicas atrás y con una mejora del clima social que se registra desde hace varias semanas, identificada por la aceleración del plan de vacunación y un rebote económico al que el Gobierno ya califica como reactivación, con números aún mejores que los de 2019 en algunos sectores.
“Ya hay poco por hacer. Salvo no cometer errores”, repiten en el comando de campaña como advertencia. Ese “poco por hacer”, explican en el oficialismo, tiene que ver con que los indecisos que aún no definieron su voto no lo resuelven por las últimas actividades de campaña. “El que hasta ahora no se definió o no sabe quiénes son los candidatos vota por cómo vive ahora y cómo cree que va a vivir a futuro. Y eso no se lo dan la comunicación ni las actividades finales, se lo da su experiencia con los distintos gobiernos. La comparación inmediata nos beneficia”, detallan desde el Complejo C, en donde funciona el búnker de campaña de la alianza que gobierna. Admiten, sin embargo, que el comportamiento del electorado en pandemia es un fenómeno difícil de predecir.
El último raid de campaña está en marcha y se centra en la provincia de Buenos Aires, bastión en donde el peronismo unido busca imponerse para mostrar un triunfo nacional. Las conversaciones del Presidente con los gobernadores peronistas sobre los resultados en el interior del país son ininterrumpidas. No hay grandes preocupaciones en los distritos gobernados por el FdT salvo algunas provincias con finales abiertos. Santa Fe, Entre Ríos y Río Negro entran en esta última lista.
Formosa, Chaco, Tucumán, Catamarca, San Juan, San Luis, La Pampa y Tierra del Fuego vaticinan triunfos seguros para el peronismo. La Rioja, Chubut y Santa Cruz entran en las marcadas como posibles victorias, al igual que la provincia de Buenos Aires. Se dan por perdidas en manos de Juntos por el Cambio la Ciudad de Buenos Aires, Jujuy, Córdoba, Mendoza y Corrientes. En tanto, Salta, Misiones y Santiago del Estero demostrarían el poder de los partidos provinciales.
Cristina hizo lo necesario para conservar el voto duro tras las fotos del cumpleaños
Sin dudas, la atención oficial está puesta en conseguir una victoria en los territorios gobernados por Axel Kicillof y Omar Perotti. En la primera apuestan todo mientras que en Santa Fe la estrategia fue provincializar la campaña, que los referentes de la alianza nacional no resten votos y que el gobernador aliado gane protagonismo.
Los principales socios de la alianza son bonaerenses, y allí están todas las apuestas. El Presidente, hombre del PJ porteño, también concentrará en esta zona las últimas actividades de campaña con una agenda de reactivación económica.
La vicepresidenta, Cristina Kirchner, hizo los movimientos necesarios para conservar el voto duro después de las imágenes de la pareja presidencial celebrando un cumpleaños. Solo reaparecerá sobre el final. En el interior del país se sacó fotos con los candidatos de Entre Ríos, Tierra del Fuego y Santa Fe. Grabó un audio de WhatsApp para Luchy Alonso, secretaria administrativa del Senado, persona de su máxima confianza y candidata en La Pampa.
En el comando de campaña califican a Sergio Massa como el mejor alumno. Lejos de los medios pero metido en el territorio, repite el discurso oficial mejor que ningún otro dirigente. Máximo Kirchner también demostró que quiere ganar, más allá de las internas oficiales, y visita los distritos para llegar a la militancia.
Este sábado, mientras el Presidente visitaba Hurlingham junto al ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, los funcionarios también se metieron en la campaña. Cada uno en sus territorios, salió a juntar votos y repartir boletas. Lo hizo Santiago Cafiero (jefe de Gabinete) en San Isidro; Eduardo “Wado” De Pedro (Interior), por Suipacha; Gabriel Katopodis (Obras Públicas), en San Martín; Jorge Ferraresi (Vivienda), en Avellaneda; Alexis Guerrera (Transporte), en General Pinto; Fernanda Raverta (Anses), en Mar del Plata; Matías Kulfas (Desarrollo Productivo), Claudio Moroni (Trabajo) y Elisabeth Gómez Alcorta (Género), en Palermo, Ciudad de Buenos Aires, junto a Juan Cabandié (Ambiente), en Villa Crespo. En ningún sector de la alianza visualizan una derrota en la Provincia. En eso coinciden kirchnerismo, massismo y albertismo. En las elecciones celebradas en nuestro continente durante la pandemia hay más derrotas para los oficialismos que triunfos (9 contra 8) pero el FdT le imprimirá aún más épica si finalmente triunfa: con todo en contra, aún pudieron dejar atrás años de derrotas de elecciones de medio término por las que hay que remontarse a 2005 para recordar un resultado positivo. El jefe de Estado no lo dirá en público porque dice odiar el triunfalismo pero está convencido de una victoria.
Si se da un triunfo ajustado, el debate será cómo volver a ganar en las elecciones generales de noviembre. Aseguran que tendrán de aliada a la economía y finalmente para ese entonces creen que todos los mayores de 18 tendrán la segunda dosis de vacunas, por lo que la “nueva normalidad” será un hecho. La variante delta que se logró retrasar será, de todos modos, una incógnita.
“El manual de campaña es claro: si las PASO nos salen mal, hay que avanzar hacia una campaña negativa, la conocida campaña del miedo. Si sale bien, vendés futuro y optimismo”, explican desde la Casa Rosada.