El primero conecta el tráfico de efedrina con la oscuridad de los servicios de inteligencia. El segundo, con la Policía Bonaerense. El primero es un aparente fantasma a quien Martín Lanatta quiere inculpar por los crímenes que se le adjudican. Un supuesto espía todoterreno que trabajaba para Aníbal Fernández y que ejecutó a Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina para que su jefe se quedara con el negocio de la efedrina. Así lo relata Lanatta en su declaración ante la jueza María Servini de Cubría, a la que accedió PERFIL.
Ese hombre decía llamarse Máximo, no tiene apellido, ni domicilio, ni número de teléfono. Lanatta no pudo aportar nada para identificarlo. Salvo que manejaba una camioneta Mercedes Benz Sprinter con inhibidor de señal de celular y tenía una pistola alemana particular. La jueza ordenó intentar identificarlo con esos datos. Es una aguja en un pajar. En el caso existió un Máximo, que en 2008 amenazó al grupo de Forza. Estaba junto a Lanatta y dijo ser de la Secretaría de Inteligencia. Dos testigos del hecho reconstruyeron por separado en las últimas semanas el identikit de ese Máximo. Los retratos coinciden entre sí. Pero nadie puede decir si es el todopoderoso Máximo del que habla Lanatta. Es un hombre de más de 50 años. Cabello abundante, tez oscura, ojos grandes. En otra causa por tráfico de efedrina, también se menciona a un “Maxi”, que nunca se identificó.
El segundo es el comisario mayor José Luis Santiso. Cayó preso en junio en una causa por narcotráfico. PERFIL reveló en su edición de hoy sus nexos con Martín Lanatta.
La ex esposa de Santiso, Gabriela Alvarez, y su actual pareja vienen denunciando al jefe policial hace más de cinco años ante la Justicia provincial y Asuntos Internos por lesiones, amenazas con armas, tenencia y tráfico de armas ilegales. “Cuando la Justicia buscaba a Lanatta, nuestros hijos nos dijeron que Santiso tenía a alguien escondido en su casa”, cuenta Ugo, pareja de Alvarez. Cristian Lanatta –hermano de Martín y condenado como cómplice del triple crimen– declaró que vio a Santiso dos veces porque el policía quería poner una empresa de seguridad.
Santiso fue jefe del Registro Provincial de Armas (Repar), mientras Aníbal manejaba el Registro Nacional de Armas (Renar), a través de su ahijado político Andrés Meiszner. En diciembre de 2009, cayó por posesión ilegal de arma de guerra. Regresó como una de las cabezas del Operativo Sol, en la costa atlántica. Hasta junio era el jefe de la DDI de San Martín.