POLITICA
SEMANA 35 DE 2011

Un piquete de perplejos

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Bicho curioso si los hay. Vivo con equipo de buzo puesto y desde allí pretendo otear el universo. Por momentos me sofoco. Cuando me quito la escafandra la inmensa ignorancia que aparece me deslumbra. Pena que pierdo más tiempo como buzo sabihondo que como ciego encantado. Renglones éstos para decir que las cosas están como no deberían  porque nos pasamos la vida papando noticias/moscas. puede que la historia esconda algún argumento cordial pero se nos escapa por pretender apurarlo.

En la ansiedad se disparan millones de pálpitos, ideas, proyectos, que giran a lo loco, se  yuxtaponen, contradicen, confunden al buzo y glu, glu, glu.

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El almanaque no es confiable. El tiempo no cree en el reloj. Juega con nosotros columpiándonos entre fantasías que suponemos son la realidad. Inmersos en el magma, cuesta liberar el yeso atávico, los prejuicios y el atrapante apego sobre el que hizo hincapie el desprendido Buda. Furtivo, etéreo, el cambio pasa siempre un rato antes, impidiendo a  nuestra frágil condición ser notaria de lo que le sucede.

La gente de la Edad Media nunca supo que era medieval. (La misma gente peronista no sabe si lo es) Recién cuando los niños sean calvos se conocerá el perfil que nos diferenció en la danza de generaciones. Y en casa. ¿Y entretanto?

Y...entretanto gana Cristina. Así es como pude hoy iniciar la columna. Breve carreteo meditando "a lo Hamlet" para darme de cabeza contra una salida "a lo Asís". Me consuelo. Nos consolamos. Sucede lo que sucede porque son otros quienes realizan el cambio, otros quienes lo piensan por nosotros. ¿Y si no fuese así? ¿Y si la historia fuera siempre la misma? ¿Y si el motivo por el que no lo advertimos es porque de noche le mudan la ropa? ¿Y si el «sueño» de un cambio más humano fuese otro sueño? Hay preguntas más bellas que sus respuestas.

Pretender ser feliz es hoy un despropósito. Y el éxito, una grosería. Asumir el destino como fracaso pleno (propio y ajeno, que eso es) ni cuesta ni duele. Basta salir del traductorhabitual de sucesos que usamos para papar noticias/moscas y practicar una perplejidad militante. Buzo sin brújula ando a los tumbos por la desangelada antesala electoral y en la  calle Corrientes topo con Lázaro Altamira prometiendo clonar los Reyes Magos. Por donde uno mire y escuche habrá un mensaje que le corte el hipo.

El dedito insistente del Saa picarón. La grita espeluznante de Ricardito. Los gemidos de Duhalde. La cara (ya imperial) de Cristina. ¿Y los socialistas? Ah, sí, sí. Esos buenos muchachos le dieron fueguito a mi primera juventud. Oh, nadie, nadie como ellos para hacer un picnic, organizar una peña, iniciar una colecta y hablar deescritores rusos. Ojalá, ojalá volvieran con eso. Los votaría.

Pero cuidado. Antes de meter cualquier cosa en la Urna es mejor acto republicano ponerse a mirar la Luna. Descubrir el reino vegetal, aceptar el animal portátil y hacer viajes de excursión por el interior de la memoria. Y sobre todo, «aproximarse a un prójimo», darle una mano y compartircon él la complejidad reinante. Tras esta natación en la inocencia en poco tiempo puede uno reciclarse en lo humano e iniciarse como perplejo, condición más que sanitaria en estos tiempos que (nos) corren.

Ser perplejo es una forma modesta de la felicidad. La práctico y la propago como un fanático. El versículo «Bienaventurados los perplejos porque de ellos será el reino de los cielos» debió haber sido incluído en la Biblia. Apuesto a que seguro estuvo.  Y grande, grandísima la culpa de aquel que lo borró.