La campaña por las elecciones legislativas de 2005 marcó un antes y un después en la carrera política del Enrique Olivera. Aquella vez, tres días antes de las elecciones del 23 de octubre, Daniel Bravo (entonces secretario de Deportes porteño) presentó ante la Oficina Anticorrupción una denuncia anónima que acusaba a Olivera de tener dos cuentas millonarias no declaradas en bancos de Suiza y los Estados Unidos.
Según la denuncia, Olivera había omitido "la existencia de una cuenta" radicada en el Banco Credit Suisse First Boston de la Confederación Helvética, número 420028471, "que al día diez de octubre de 2005 registraba un saldo positivo de 1.671.571,05 dólares", en la declaración jurada patrimonial y financiera que el ARI había colocado en su página de Internet. La presentación del funcionario metropolitano, hijo del dirigente socialista Alfredo Bravo, también detallaba sobre "una cuenta privada" a nombre de Olivera, "radicada en el Banco HSBC de Nueva York cuyo saldo positivo es de 566.157,37 dólares, al 26 de septiembre de 2005".
Si bien acusaron por todos los medios al entonces candidato, una vez terminada la elección se comprobó que todo había sido una operación en contra del exjefe de gobierno porteño y entonces candidato a legislador. Su aliada Elisa Carrió apuntó como responsables al expresidente Néstor Kirchner y su jefe de Gabinete, Alberto Fernández, a quienes querelló penalmente.
Días después de los comicios, Olivera demostró que la información sobre presuntas cuentas en el banco HSBC de Nueva York era falsa. El pedido de disculpas de su denunciante llegó dos años después, cuando reconoció que los datos de la presentación judicial eran falsos y que con la denuncia creó "injustamente un manto de dudas" sobre el entonces candidato a legislador porteño por ARI.