POLITICA
MENSAJE INTERNO O GUIÑO PREELECTORAL

Vidal pone la mesa para consolidar a Cambiemos en la Provincia

La Gobernadora protagonizó la primera Mesa Provincial Cambiemos, junto a Frigerio y Peña. Monzó, el ausente herido.

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Vidal lideró el lanzamiento formal de la Mesa Provincial Cambiemos. | Prensa Gobernación de Buenos Aires.
Hace unas horas, en Gonnet, la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal lideró el lanzamiento formal de la Mesa Provincial Cambiemos. La idea puede ser vista como un espacio orgánico impulsado por el PRO para contener el internismo al que es tan afecta la UCR, pero sobre todo apunta a las elecciones del próximo año.

Por eso es interesante detectar alzas y bajas en la foto central. Vidal es el epicentro de todo y marca el ritmo no sólo del oficialismo sino también de la política en la provincia más importante del país (mal que le pese al peronismo en general y a Massa en particular). Lo hace a partir de un triunfo sorpresivo, que le permitió llegar a Macri a la Casa Rosada, pero con una alta imagen positiva que no reconoce declives en nueve meses de gestión. No es lo normal.

A su derecha se sentó Marcos Peña, jefe de Gabinete nacional, con quien no siempre acuerdan en sus posiciones pero simboliza el respaldo del Presidente. A la izquierda, el ministro del Interior Rogelio Frigerio, el economista que lidera el “ala política” del Gobierno, con cada vez más peso e influencia en el armado bonaerense y nacional.

Entre los conocidos, completan la imagen Federico Salvai (la mano derecha de Vidal), el radical Daniel Salvador (vicegobernador con escaso peso partidario en una estructura tironeada por Alfonsín Jr.) y Jorge Macri, el intendente ya lanzado a velocidad en la carrera hacia la senaduría.

Brillaron varios por su ausencia. Pero sobresalió que no estuviera Emilio Monzó, presidente de la Cámara de Diputados (esto es, en la línea de sucesión presidencial), electo en representación de la Provincia. Tras ser uno de los líderes de la campaña bonaerense que llevó al triunfo a Vidal (además, claro, de que enfrente estuviera Aníbal Fernández), Monzó se siente como mínimo desplazado, ninguneado. Pero cree que ya lo volverán a necesitar.