Si bien se mantiene toda la semana abocado a la campaña para gobernador de Julián Domínguez, Camilo Vaca Narvaja dedicó su fin de semana a acompañar a la futura madre de su hija, que nacerá en agosto. Luego de haber pasado el jueves y viernes en Tandil, donde visitó el ex centro clandestino La Huerta e hizo el Vía Crucis, se fue a la quinta de Olivos para estar con Florencia.
Antes grabó una entrevista para el programa Hora libre, de la radio de Madres de Plaza de Mayo. Se emitió ayer sábado y allí Camilo habló por primera vez de su inminente paternidad y de Cristina. “Lo estamos viviendo con mucha felicidad, estamos muy contentos. Esto de ser padre y armar una familia es una felicidad que sobrepasa todo. Hay que vivirlo y disfrutarlo y en eso estamos”, dijo emocionado Camilo. Y ante la pregunta de si no tuvo miedo al invitarla a salir a Florencia, reveló: “Para nada, fue algo muy natural y normal. En el fondo somos jóvenes, tenemos una hermosa relación y yo la quiero mucho”.
A la hora de hablar de la Presidenta, sólo hubo elogios. “Con Néstor nunca charlé, sí lo vi en actos. Pero con Cristina tuve la posibilidad de conversar. Es una gran persona, muy humana y transmite mucha calidez. Realmente es sencilla, está lejos de la construcción que hacen los medios que la quieren hacer parecer como alguien fría, dura y distante”.
A su vez, aprovechó para aclarar el porqué de su cargo como director del Parlasur en el Congreso: “Yo venía trabajando hace dos años con Julián Domínguez en el proyecto. Lo que se dijo fue algo que quisieron armar los medios”.
Infancia. Camilo además recordó su historia y la de sus padres. “Nací en México en las afueras del Distrito Federal; lo que en Argentina sería La Matanza. Ahí estuve tres meses y después nos fuimos a Cuba. Estuvimos ahí cinco años en la guardería y luego nos fuimos a Perú, Uruguay y finalmente a la Argentina. Al regreso, nos instalamos en Rosario, de donde es originaria la familia de mi mamá; estuvimos dos años. Rosario es uno de los lugares de donde tengo mis mejores recuerdos de la infancia. Estábamos en una casa con nuestros tíos, primos...”.
Ya en Buenos Aires, relató, hizo una vida normal: “Nos fuimos a Parque Avellaneda, de donde somos, y ahí ya fui al colegio y tuve una vida cotidiana de barrio”. Y sumó con cierta cuota de comicidad: “La verdad es que la primaria me costó no sólo por haber transitado todo lo que viví,y ser un Vaca Narvaja, sino también por algo más sencillo que es que digan: ‘Vaca’ y todos digan ‘Muuu’, y ‘Naranja’ en vez de ‘Narvaja’. Esa es la parte cómica. Y eso se ve que generó algún conflicto en mí y terminé repitiendo tercer grado. Además había una directora profundamente radical (...) que me tenía junado”.
En cuanto a su condición de hijo del ex líder de Montoneros, explicó: “Los hijos de la política o se apasionan y acompañan, o tienden a tener una posición distante. Mi hermana por ejemplo es licenciada en turismo, cría a sus hijos y vive en Panamá. Nuestros padres nos dieron libertad de opción. En la mesa familiar se discutía mucho de política, mi viejo lo incentivaba. Mi hermano (Sabino) y yo elegimos la primera, y tenemos esa vocación y pasión por la política”.