“Es un momento para recuperar los vínculos, para conversar con los hijos, para darse cuenta las cosas que uno tiene”. Valeria Mazza es una figura pública y, como muchas otras, no tiene problemas económicos y tiene una casa muy cómoda donde hacer la cuarentena. Sin embargo, dice, toda esta cuestión del encierro no solo le cambió el rítmo de vida sino también, le hizo repensar determinados valores.
“En casa nos estamos ocupando de hacer un poco todas las cosas”, cuenta a PERFIL la ex modelo, quien junto a su marido, Alejandro Gravier, atraviesan la cuarentena con sus hijos: Tiziano, Benicio, Taina, y Balthazar. Junto a ellos, se convirtió en una influencer de la gastronomía en las redes sociales, despunta el vicio de recomendar algunas recetas algo que hasta el pasado seis de marzo ni se imaginaba.
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En aquel entonces, Mazza estaba en Noruega, en el medio de la montaña, en un lugar todo blanco de nieve a 1500 km de Oslo, una pista en donde su hijo Tiziano se encontraba participando de un torneo de esquí. “Al tercer día de competencia llamaron a las diez de la noche para avisar que se suspendían todo. Nosotros teníamos pasaje para volver el 18 así que mi marido empezó a buscar pasajes. Se movió rápidamente y el 14 llegamos a Argentina. El 15 creo cerraron la frontera”, cuenta Mazza, quien desde ese momento comenzó junto a su familia a hacer la cuarentena.
Al igual que muchos otros, Mazza empezó a desplegar distintas inventivas. Al mismo tiempo que sigue de cerca las clases virtuales de sus hijos, en Instagram ya acumula varios tips sobre cocina. “Siempre me gustó cocinar, lo que pasa que no lo demostraba tanto. En este momento uso las redes para conectarme con la gente, yo trato de que le mensaje sea un poco el mismo, que estamos todos pasando más o menos lo mismos. Las redes son un lugar para recrearse entretenerse en medio de todo esto”, agrega.
Peo Valeria bajó además línea en el hogar. Según cuenta, cada uno de sus hijos se hace su cuarto. “Fue bastante educativo esto, para algunas cosas hubo que hacer varias clases prácticas, sobre todo de limpieza”, suelta. “Mis hijos son de todas formas muy independientes. Todos ayudan. Si vamos a cocinar, algunos tienden la mesa, otros me ayudan con la comida, otros limpian. Todos colaboran”, agrega.
Alejandro Gravier es quien centraliza el tema del orden. Así lo describe su esposa: “Por suerte tengo un marido que tiene un toc con ese tema. No le pidas que limpie pero del cuarto nuestro, tender la cama, dejar todo en su lugar, de eso se encarga él”.
CP