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A 50 años

El día que Isabel Perón prometió "látigo" desde el balcón de la Casa Rosada

A 10 meses de la muerte de Perón, fue su único 1ro de Mayo como presidenta. El discursos fue encendido.

Isabel Perón
Isabel Perón | Perfil

Era 1975, el año entero que gobernó Isabel Perón. En febrero llegaron los decretos de Aniquilamiento y el Operativo Independencia, destinados a arrasar con las organizaciones armadas. En junio fue el hito económico, el “Rodrigazo”, el plan de megadevaluación y ajuste que marcó la época. En el medio, la viuda de Juan Domingo Perón tuvo se único 1ro de Mayo protagónico: ella como figura principal hablándole desde el balcón a las masas.

Fue hace hoy exactamente 50 años, en el primer aniversario de la plaza en la que Perón echó a los Montoneros al tratarlos de “imberbes” y “estúpidos que gritan”. Ese día también se cumplían los 10 meses de la muerte del General.

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En el último tramo de su gobierno y su vida, Perón, volcado al apoyo de las fuerzas sindicales leales, había roto el vínculo con los sectores combativos del movimiento. Al mando, Isabel dobló la apuesta con los decretos firmados el 5 de febrero y la puesta en marcha el operativo de las fuerzas militares para desmembrar los focos guerrilleros en Tucumán.

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Eso se reflejó el 1 de Mayo de 1975 en la Plaza de Mayo. El mismo día, la presidenta había pronunciado ante la Asamblea Legislativa en el Congreso un discurso moderado, con frases como “nunca es durable lo que es violento, y es violento todo lo que es malo e injusto”.

"Aquí están todos los trabajadores argentinos", dijo el locutor del acto, e Isabel, con un un estridente "¡Compañeros!" se adelantó a la presentación formal, Frente a una multitud que no fue tan grande como las que reunía su esposo pero sí bastante considerable, el tono fue altisonante.

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Isabel no identificó explícitamente al destinatario de sus frases, aunque todos tenían claro a quiénes les hablaba.

“Tengan confianza, porque yo los llevaré, pese a quien pese y caiga quien caiga, a la felicidad que este pueblo maravilloso merece por ser tan bueno y comprensivo”, lanzó.

Y llegó la frase más recordada de aquella jornada: ““Yo a aquellos antipatria que se opongan, les daré con el látigo, como a los fariseos en el templo”.

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Desde abajo se escuchó; "¡Los vamo' a reventar!, ¡Los vamo' a reventar!". La presidenta respondió: “Hay un límite para la paciencia; hay un límite para la comprensión. Y hemos tenido demasiada paciencia y demasiada comprensión para ellos”.

“No les tengo miedo”, desafió, y dijo: “El general decía que es mejor persuadir que obligar, pero yo le digo al general, de aquí a donde se encuentre, que si tengo que obligar los voy a obligar”.

La presidenta buscaba mostrar carácter en tiempos difíciles. Al principio de su gobierno su condición de “viuda afiligida” le había rendido políticamente. Pero los meses habían pasado y debía mostrar que era ella quien ella mandaba.

En marzo de 1976. luego de la reunión de Consejo Nacional del Partido Justiclista, retomó la figura:" Si es necesario, me tendré que convertir en la mujer del látigo para defender los intereses de la patria", dijo. Pero a su gobierno solo le quedaban días.

LT