¿Qué tienen en común la princesa Diana de Gales, Grace Kelly y la reina Astrid? Mucho. Las tres mujeres fueron consideradas "divas" de la realeza por su belleza y su elegancia, y quedaron unidas por un destino fatal.
Lady Di murió en un accidente de tránsito hace 25 años, el 31 de agosto de 1997, de la misma forma que habían fallecido la princesa de Mónaco, en 1982, y la reina Astrid de Bélgica, en 1935. Sus funerales fueron masivos e impactaron en los medios de comunicación.
De diferentes historias, edades y tiempos históricos, a las tres las unía su amor por sus hijos, la cercanía demostrada a la gente común y el haber desaparecido en el apogeo de su belleza y popularidad.
La muerte de Astrid: el "beso de la noche"
El 4 de septiembre de 1935, miles de dolientes salieron a las calles de Bruselas para llorar por la reina Astrid. Su cadáver era llevado en procesión hacia la cripta real, seguido por su viudo, el rey Leopoldo III, con un brazo enyesado y una enorme venda que cubría las heridas de su cabeza.
Astrid había muerto a los 35 años, cuando estaba embarazada por cuarta vez, mientras estaba de vacaciones en Suiza con su marido. Antes de regresar a Bélgica, Leopoldo III le propuso a su mujer dar un último paseo en coche.
Justo antes de llegar a la pequeña localidad de Kussnacht ("Beso de la noche"), la reina, sentada junto a Leopoldo, quien conducía el auto, tomó un mapa y preguntó al rey una dirección.
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Al desviar su vista de la carretera, Leopoldo perdió el control del auto, que chocó contra un árbol, se salió de la carretera y se detuvo junto al Lago de los Cuatro cantones. Astrid, con fractura de cráneo, murió casi de inmediato, en los brazos del rey.
El rey, en estado de shock, apenas dejó que los médicos la examinaran y no tuvo el valor de comunicar a sus pequeños hijos la muerte de su madre y le pidió a una dama de honor que se los dijera. "Su madre se fue. Durante mucho tiempo, para siempre", les anunció la mujer.
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Dos millones de personas desfilaron durante cuatro días delante de los restos mortales de la reina en el palacio real de Bruselas. "La trágica muerte de Astrid a la edad de 29 años la ha dejado con una reputación de santa", opinó la historiadora de la realeza Moniek Bloks.
El padre de Astrid escribiría en sus memorias: "Ella no estaba destinada a quedarse en este mundo por mucho tiempo, era demasiado buena para eso".
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Nacida princesa de Suecia en 1905, Astrid se casó con Leopoldo de Bélgica en 1926 y fue madre de tres niños a los que crió personalmente y sin las trabas del protocolo real. Fue "un matrimonio de amor. No hubo negociación", celebró la madre del rey.
"Astrid cambió especialmente la imagen de la monarquía belga. Ella fue la cuarta reina en la historia, pero la primera que fue tan popular", opina el periodista belga Wim Dehandshutter. "Hasta el día de hoy, todavía tiene admiradores".
"Es el trágico destino de una princesa de cuento de hadas y una joven madre que murió en un accidente de tráfico a una edad demasiado joven", agregó. "Las mismas emociones se reflejaron más tarde en Grace Kelly, la princesa Grace de Mónaco y la princesa Diana".
"Astrid y Diana vivieron en tiempos diferentes, pero como princesa de Suecia, Astrid probablemente estaba mejor preparada para la tarea que tenía por delante, aunque si temía convertirse en reina debido a su timidez", comparó Bloks. "Quizás el mayor paralelo que se puede establecer es el amor puro que estas mujeres tenían por sus hijos y su naturaleza caritativa".
La leyenda del cine que se convirtió en princesa
En 1981, poco después de comprometerse con el príncipe Carlos de Inglaterra, Lady Diana Spencer asistió a una gala en Londres donde conoció a la princesa Grace de Mónaco. La ex actriz estadounidense, galardonada con un Premio Oscar, estaba casada con el príncipe Rainiero III desde los años 50.
Apenas un año después, Diana hizo su primer viaje oficial como princesa de Gales a Mónaco, para participar del funeral de Grace: la diva de Hollywood convertida en princesa había muerto desgraciadamente el 13 de septiembre de 982 en Montecarlo a causa de las lesiones sufridas cuando su automóvil se precipitó en una carretera de montaña un día antes.
Grace murió de una hemorragia cerebral. Estaba conduciendo su Rover 3500 en una carretera serpenteante en Cap-d’Ail, en la región de la Costa Azul, cuando perdió el control y se precipitó por un terraplén de veinte metros. El automóvil estalló en llamas y la princesa sufrió múltiples fracturas, incluida una fractura de fémur, clavícula y costillas.
Con ella viajaba en el auto estaba su hija menor, la princesa Estefanía, de 17 años, que quedó internada en un hospital y no puso asistir al funeral de su madre.
Según un testigo, "el auto venía a no menos de 100 por hora cuando tomó esa peligrosa curva que debe ser encarada a diez. Aunque quien conduce conozca de memoria el camino. Lamentablemente, ninguna de las dos tenía puesto el cinturón de seguridad".
A las pocas horas los médicos establecieron que era imposible salvar la vida de la princesa a causa de las heridas.
Las causas del accidente nunca fueron explicadas totalmente. Las imágenes de un príncipe Rainiero III llorando, caminando detrás del cortejo fúnebre, dieron la vuelta al mundo. Lo acompañaban sus hijos mayores, la princesa Carolina, envuelta en un velo negro, y el príncipe Alberto.
ds