Felix Baumgartner, célebre por su salto estratosférico en 2012, murió este jueves a los 56 años tras sufrir un accidente mientras volaba en parapente en la costa italiana de Porto Sant’Elpidio, en la región de Las Marcas.
Según confirmó la cadena estatal RAI, el austríaco sobrevolaba la costa del mar Adriático, cuando alrededor de las 16 reportó un malestar repentino y perdió el control del ala delta. En la caída, impactó contra la piscina de un hotel y lesionó levemente a una mujer que se encontraba en el lugar.
Las autoridades italianas apuntan a que Baumgartner había fallecido antes de la colisión, consecuencia directa del malestar que sintió en las alturas. La investigación continúa y no se descartan otras posibles circunstancias.
“Mucho viento para volar”: su último mensaje
Baumgartner se encontraba de vacaciones en Italia y había compartido en redes sociales imágenes de su paso por la región. En una de sus últimas historias de Instagram, publicada horas antes del accidente, expresó su preocupación por las condiciones meteorológicas: “Hay mucho viento para volar”.
La noticia de su muerte causó conmoción en la comunidad internacional de deportes extremos, donde era considerado una figura de culto.
El salto desde la estratósfera que convirtió a Baumgartner en leyenda
En octubre de 2012, Baumgartner protagonizó una de las hazañas más espectaculares de la historia del deporte extremo al lanzarse en caída libre desde más de 39.000 metros de altura, sobre el desierto de Roswell, en Estados Unidos.
Equipado con un traje presurizado y tras ascender en una cápsula impulsada por un globo de helio, se arrojó al vacío desde la estratósfera. Durante la caída, rompió la barrera del sonido y alcanzó una velocidad de 1.342 km/h. Su proeza rompió varios récords mundiales y fue seguida en vivo por más de 8 millones de personas a través de la transmisión global del proyecto Red Bull Stratos.
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Baumgartner: una vida de hazañas extremas
Nacido el 20 de abril de 1969 en Salzburgo, Austria, Baumgartner fue mecánico de formación y paracaidista militar antes de convertirse en uno de los máximos exponentes del BASE jumping y las acrobacias aéreas.
Entre sus logros más destacados figuran saltos desde lugares emblemáticos como el Cristo Redentor en Río de Janeiro, las Torres Petronas en Kuala Lumpur, la Torre Taipei 101 en Taiwán y el Viaducto de Millau en Francia. También fue el primer hombre en cruzar el Canal de la Mancha en caída libre con un traje con alas.
En paralelo a sus acrobacias, incursionó como piloto en competencias de aviación y participó en documentales que retrataron su vida y sus hazañas. En los últimos años vivía entre Austria e Italia y seguía vinculado a la actividad aérea.
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Felix Baumgartner no solo rompió récords: redefinió los límites de lo posible. Su salto desde la estratósfera se convirtió en un símbolo del espíritu humano llevado al extremo. Su muerte deja un vacío en el mundo del deporte de riesgo, pero su legado seguirá inspirando a nuevas generaciones de aventureros.
GD/ML