Desde sus comienzos con La Sandunguera, Nathy Peluso le imprimió a la música urbana una cuota de versatilidad inesperada. Disco a disco, empezó a crecer, y a base de salas llenas y reconocimientos se ganó su lugar. Al título mencionado le siguió Calambre, un disco que fue una suerte de consolidación de su estatuto de mujer dominante de la industria musical. Y ahora lanzó Grasa, un álbum que responde a la fusión ya característica de Peluso de estructuras clásicas de canción con sonoridades más urbanas y contemporáneas.
Catártico. Hace unos pocos días, Nathy Peluso estuvo en A solas con..., un podcast de Vicky Martín Berrocal, una empresaria, actriz y diseñadora española. “Con este disco conté más lo que intento transmitir”, dijo la cantante argentino-española. “Los discos son tus cartas de presentación, y hoy siento que sigo siendo una aprendiz y espero serlo toda la vida. Grasa es una radiografía de un momento que para mí fue muy crítico vitalmente, y estoy contenta de que haya quedado ahí grabado. Necesité parar y encontrarme. (...)A pesar de ser una persona que está conectada consigo misma, hacía muchos años que estaba en piloto automático. En ese período hice un disco que tuve que matar para hacer Grasa. Había sido una etapa productiva, pero no era lo que quería transmitir. Entonces no lo saqué”.
—¿Necesitaste ayuda?
—Sí, por supuesto. Hago terapia y me encanta. Más allá de eso, necesité ayuda de mí misma. Estaba tan quemada que necesitaba un cable a tierra.
—¿Qué aprendiste?
—Todavía soy chica, y sigo sorprendiéndome con todo. Pero aprender a amarse es uno de los grandes aprendizajes de la vida.
—Es fundamental mirarse al espejo y amarse.
—Sí, y saber ponerse límites, saber regañarse. Aprender a liberar, a ser amable. Eso forma parte de amarse. Es un ecosistema infinito. Y las personas que trabajamos con el arte estamos en contacto con eso. También aprendí a producir y a componer. Es un ejercicio constante.
La conversación entre Nathy Peluso y la española Vicky Martín Berrocal fue rica en temáticas. Luego de sobrevolar la salud mental, abordaron la autocrítica, otro factor de interés, ya que es una manera de desnudar una parte del proceso creativo.
—¿Sos autocrítica?
—No soy conformista ni conmigo ni con lo que me rodea. Ahí está la bacteria de la excelencia. Ser ambicioso de una manera sana. Porque a veces uno es muy cruel. El disco empieza diciendo: “Esta ambición me está matando”. Y ahí entra lo que uno se exige, lo que uno demanda. Hay que encontrar la balanza.
Afectos que valen. En otro fragmento de la conversación, Berrocal menciona la canción Mamá, una oda a la madre y uno de los temas destacados de Grasa. “Mamá la hice en el campo”, describió Nathy Peluso. “Es la mujer más importante de mi vida. Si no hubiera tenido la mamá que tuve, no hubiera sido artista. Ella me impulsó a hacer lo que amaba y siempre le voy a estar agradecida. No soy mamá, pero debe ser un gesto inolvidable. Es una figura importante. Y mi padre también. Mis viejos y mi hermana somos inmigrantes y pasamos mucho juntos. Los amo con toda mi alma”.
Alquimia. En otra entrevista, en el programa El hormiguero, del polémico y exitoso conductor español Pablo Motos, Nathy Peluso afirmó que “todos los placeres de la vida tienen ‘grasa’”. De esa manera, el disco es una apropiación de un término que tiene connotaciones amplias, y en general, todas peyorativas. Así como en España el sinónimo sería “hortera”, en Argentina se lo usa como calificativo peyorativo de “mal gusto” o “vulgar”.
El sentimiento que dio origen a Grasa parece ser lo que Nathy Peluso quiere específicamente transmitir cuando lo promociona. Y si el empoderamiento, el orgullo y el amor propio habían sido temáticas abordadas aunque sea de manera alusiva en sus letras y en sus videos, todos los seres humanos tienen altibajos emocionales, y en el caso de Peluso, los transformó en un hecho creativo: su flamante producción discográfica.