Un poco de temor, un poco de discreción, otro poco de disimulada indiferencia, algunos fingidos gestos de sorpresa. Un poco de todo esto provocó la búsqueda de confirmación del romance que tiene como protagonista a una de las hijas de Mauricio Macri. También algún que otro comentario del estilo “lo sabe todo el mundo”. Y es cierto que, por lo amplio del término “mundo”, no siempre se puede definir qué mundo, porque en una sociedad hay varios: el mundo político, el empresarial, el futbolístico, el financiero, el artístico...
Pero, de los consultados por PERFIL, los más próximos al universo de los artistas plásticos locales confirman que desde hace ya un tiempo Gimena Macri –una de las dos hijas del Presidente y de su primera esposa, Ivonne Bordeu– está en pareja con Pablo Siquier. Ella tiene 32, y él, 56, un tópico –la diferencia de edad– que en el presente ya no reviste comentario alguno. Otros sumaron que incluso el verano último pasaron no más de una semana en Punta del Este con muy bajo perfil.
Artista premium. Siquier, nacido en Villa Urquiza, es uno de los artistas plásticos argentinos que integran desde hace tiempo el elenco de primeras figuras de la famosa galería Benzacar. Como se autodescribe en el sitio del mencionado espacio, “Nací en Buenos Aires en 1961 y siempre viví aquí. Estudié unos años en la Pueyrredón y en los talleres de Pablo Bobbio y Araceli Vázquez Málaga. Hice un montón de muestras, y en la galería ya van como cinco. La más grande fue en 2005 en el Reina Sofía de Madrid. La mejor, en Rosario en 2012 en la Fundación La Capital”. También detalla otros aspectos profesionales pero, como muchos de los artistas de su generación e incluso de los exitosos comercialmente como él, es celoso de su universo privado y cuando no habla de su métier, prefiere la discreción.
En ese punto también coincide con Gimena Macri. La joven es como sus dos hermanos: prefiere moverse con bajo perfil en el universo por el que eligió transitar. En su caso, el del arte plástico. Sus obras han pasado por algunas galerías, e incluso un par de veces tuvo espacio en ArteBA y ahora su nombre es uno de los que forman parte del elenco de Pasto, una discreta galería de arte que desde el 12 abril hasta el 25 de mayo exhibe su muestra individual. Una de título extenso que aglutina una sucesión de nombres de artistas mujeres que, como apunta el catálogo, son “algunas más populares que otras, todas han sido pioneras en el campo de la experimentación y en el de la pintura abstracta, una rama de las artes visuales que la historia reconoce como mayoritariamente masculina”. Y como agrega Lara Marmor, la curadora de dicha expo, son “fabulosos covers grunge”.
Sello porteño. Como escribió Damián Tabarovsky –columnista de PERFIL–, la obra de Siquier es “una geometría imperfecta afectada por una historia precisa: la de la abstracción geométrica de las vanguardias históricas”, y su pintura “resulta de la imposibilidad de resolver la tensión de opuestos de la que está hecha”.
Para aquellos a quienes esta descripción resulte críptica, la obra de Siquier “está presente en varios puntos de Buenos Aires”, algunos de alto tránsito peatonal, como la estación Pellegrini del subte B, o fashion, como el arco que tiene El Porteño –edificio de Alan Faena en Puerto Madero–; también hay una instalación en el Parque Thays, y una plaza llevará su firma en la famosa Manzana 66, en Balvanera.