Como mucho de la vida privada de Vladimir Putin, hay blindaje. Y sus dos hijas no escapan a esa norma. Por eso, hasta cambiaron sus nombres para poder tener una vida “normal”. O quizá también por seguridad y moverse con el mayor bajo perfil posible. Todo eso siguió así hasta que Putin la convirtió una de ellas en “conejillo de Indias” y les aplicó la vacuna que, él anunció, sirve contra el coronavirus.
La mayor de las hijas de Vladimir Putin, tiene 35 años y nació en San Petesburgo. María, Masha o Mariya no lleva socialmente el apellido Putin, sino Vorontsova. Y desde que se casó, es simplemente María Faassen. La menor tiene 33 años, nació en Dresden (Alemania) y se la puede rastrear como Katya, Katerina o Yeketirana y relegó el uso de Putin por el apellido de su abuela Tikhonova. Estuvo casada cinco años con Kirill Shamalov, un multimillonario ruso.
Maria, la mayor, y quien según Putin informó, se le aplicó la vacuna porque había presentado fiebre, está relacionada con la medicina. Según informó en su julio último Moscow Times, Maria Vorontsova, es “accionista de Nomeko, una firma que desarrolla un centro médico de 634 millones de dólares cerca San Petersburgo”. Nomeko, una contracción de la frase rusa para "nueva compañía médica", se fundó en enero de 2019 y uno de los accionistas es también uno de los mejores amigos de Putin. María Vorontsova es endocrinóloga y se especializa en trastornos del crecimiento infantil.
Por un tiempo, María vivió en Holanda, país del que es su marido Joost Jorris Faassen. Ambos se conocieron en 2006 en Moscú cuando Joost viajó para trabajar en Gazproom. Uno de los reportes sobre esta relación data de 2010 cuando se hizo pública. Y surgió porque Faassen fue golpeado los los guardaespaldas del banquero Matthew Urin durante un incidente en una ruta. Al parecer, según lo medios que registran ese hecho, todos esos guardaespaldas terminaron demorados.
También, en un momento se señaló que María y su marido Joost Faassen estaban viviendo en Voorschoten (Holanda) y que tuvieron que regresar a Rusia cuando habrían comenzado a recibir amenazas después del derribo del vuelo MH17, de parte de rebeldes de Ucrania. Ese avión despegó de Voorschoten y murieron varios holandeses. Putin negó que su hija estuviera en Holanda, y aclaró que tanto María como Katia “viven en Moscú, donde combinan estudios con trabajo part time.”
Rusia no sabe si su vacuna contra el coronavirus funciona
La vida privada de las hijas de Putin es un rompecabezas mediático porque dado el bajo perfil de las mismas, hay informaciones que se contradicen. Hay una anécdota que señala la prensa rusa respecto a que es más fácil conseguir información sobre seguridad nacional que sobre la vida privada de las hijas e incluso la esposa de Vladimir Putin.
De la menor, Katia Tikhonova sí está confirmado su divorcio del millonario Shamalov, y también su participación en un mundial de baile de salón en Suiza en 2013. De hecho su nombre figura como integrante de la World Sport Dance Federation con el nombre de Ekaterina. De hecho, es un integrante “activo” y están los dos partenaires de su equipo, pero ninguna imagen.
También hay un registro público que ubica a Katia Tikhonova en 2018, en una entrevista como directora de Inno Praktika, un instituto científico. Pero ni siquiera en esta entrevista ella menciona su parentesco con Putin, ni se le pregunta. Además del baile, Katia se inclinó por la física y la matemática. Salvo los estudios universitarios, ambas hijas dejaron su escolaridad “normal” para completarla de manera privada en su casa, cuando su padre se convirtió en el hombre más poderoso de Rusia.
CP
