“Está la puerta principal que permite el ingreso normal; también la puerta trasera a través del avance institucional, que es diez veces más dinero. Y yo creé esta puerta lateral”. Así resumió William “Rick” Singer el esquema de ingreso a universidades de élite de estudiantes cuyos padres pueden pagar cifras de cuatro ceros y más para que sus hijos sorteen examenes que pudieran retrasarle o impedirle el acceso a las mismas. A Singer, quien declaró hace unos días en un tribunal de Boston, se lo señaló como “el cerebro” de esta operación e incluso una fundación sin fines de lucro para canalizar ese dinero.
Yale, Stanford, Universidad de California y Georgetwon son algunas de las casas de estudios de élite que surgieron cuando el caso explotó fuera de los límites de Estados Unidos al conocerse que dos actrices de Hollywood figuraban en el listado de unos 33 progenitores que entre 2011 y 2019, pagaron US$ 6,5 millones –en total– a personal de distintas universidades para que sus hijos ingresen por “la puerta lateral”. Una es Felicity Huffman –una de las protagonistas de Amas de casa desesperadas y esposa de William Macy, protagonista de Fargo– quien pagó US$ 15 mil para que su hija Sofía tuviera un examen arreglado. Ella declaró en el juzgado de Los Angeles y pagó una fianza de US$ 250 mil luego de una primera audiencia. Lori Laughlin y su marido, el diseñador Mossimo Giannulli, también están implicados en una operatoria similar a favor de sus dos hijas y en Los Angeles, pagaron una fianza de US$ 500 mil mientras el caso continúa. Hay incluso padres no famosos como Greg Abbott, un empresario de Nueva York, quien también pagó US$ 500 mil de fianza, pero a quien el fiscal de ese estado intentó –sin éxito–que deposite un millones de dólares adicionales porque temía riesgo de fuga.
Lori Laughlin y su marido, el diseñador Mossimo Giannulli, también están implicados en una operatoria similar a favor de sus dos hijas
Una línea delgada. A pesar del listado mencionado, de las cifras y de la presunción de que nuevos casos podrían surgir de las investigaciones que están en curso en varios juzgados, se desestima que esta modalidad –el soborno– sea la norma de ingreso a estos establecimientos de élite.
Uno de los motivos que argumentan los medios que siguen el caso en Estados Unidos lo resumen de esta manera: “los ricos no necesitan pagar sobornos ilegales porque hay mecanismos perfectamente legales. El caso reubicó en primer plano El precio de pertenecer: cómo la clase dominante de Estados Unidos ingresa en las universidades de élite,un libro que en 2016 escribió Daniel Golden donde explica que “los mejores centros de estudio” favorecen a los donantes y a los hijos de antiguos alumnos. “Es decir los padres que hacen imporantes donaciones después de la admisión de un estudiante que así queda inscripto como un candidato con potencial institucional’, es decir, es alguien cuyo ingreso ayudaría a desarrollar –solventar– programas u otras actividades a la institución.” Incluso Golden señaló un caso que tuvo como protagonista a Jared Kushner, el yerno –y funcionario– de Donald Trump.
Uno de los motivos que argumentan los medios que siguen el caso en Estados Unidos lo resumen de esta manera: “los ricos no necesitan pagar sobornos ilegales porque hay mecanismos perfectamente legales
Algunos casos. Por ahora, según los detalles que surgen de las investigaciones sobre la treintena de padres que pasaron por los distintos tribunales, la operatoria es la del pago por un examen arreglado; o a través de entrenadores deportivos que promuevan el ingreso de un estudiante dado el valor que a la actividad deportiva se suele dar en la universidades de élite.
En el caso de la Univeridad de Georgetown, claustro donde estudiaron, por ejemplo, Jackie Kennedy, Bill Clinton, Ivanka Trump, Bradley Cooper o el rey Felipe de Borbón, el matrimonio de Elizabeth y Manuel Henríquez está acusado de sobornar al entrenador de tenis Gordon Ernst simulando una contribución filantrópica de US$ 400 mil para sumar a su hijo al equipo y agilizar el ingreso. En la californiana Universidad de Stanford, el implicado es un entrenador de yachting que previo cobro de US$ 270 mil recomendó el ingreso de dos estudiantes. En el caso de la Universidad de Yale, una familia pagó US$ 400 mil al entrenador Rudolph Meredith para potenciar el ingreso de un estudiante e incluso crearle un falso perfil de atleta.
Y en la Univeridad de Southern California (USC) el entrenador de water polo Jovan Vavic, figura receptor de US$ 250 mil por aceptar en su equipo a dos jóvenes “con potencial” deportivo y así allanar el ingreso.
El yerno de Trump
Las investigaciones de sobornos de ingresos a universidades de élite en Estados Unidos que estalló hace una semana puso el foco en el ingreso a Harvard de Jared Kushner, el yerno y asesor de Donald Trump. Eso se incluyó en El precio de pertenecer: cómo la clase dominante de Estados Unidos ingresa en las universidades de élite, un libro de Daniel Golden de 2016. Allí detalla cómo a través de donaciones pueden facilitar el ingreso de sus hijos a la universidad. En ese marco Golden escribió que Charles Kushner, padre de Jared y poderoso empresario inmobiliario donó a Harvard US$ 2,5 millones en 1998, y tiempo después, según Golden, Jared fue aceptado en esa universidad. Risa Heller, portavoz de Kushner Companies, dijo que era “falso” que la donación estuviera vinculada a la aceptación de Jared. Y agregó la familia “donó más de US$ 100 millones a universidades, hospitales y causas benéficas”. Golden retrucó que, a diferencia de otros regalos importantes para la escuela, Harvard no había enviado comunicados de prensa anunciando las donaciones.