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Análisis

El cepo a la justicia

El Poder Judicial no es independiente, tiene un cepo político y económico. Los empresarios, los sindicalistas y los funcionarios millonarios se van sin pagar o pagan y safan. La sociedad da su veredicto: culpables.

Hace ya 50 años, María Elena Walsh escribió Oración a la Justicia: “Señora de ojos vendados que estás en los tribunales sin ver a los abogados, baja de tus pedestales. Quítate la venda y mira cuánta mentira, sin tus buenos oficios no somos nada”.

Todo el tiempo escuchamos las voces de los desesperados y de las víctimas reclamando justicia. Confío en la justicia, pido justicia y quiero justicia. Cuando ya no queda nada, solo se espera justicia. La justicia tarda pero llega, dicen.

Menem tiene 90 años, aún condenado sigue libre, protegido por sus fueros de senador. En 1995 explotó la fábrica militar de Río Tercero. 7 personas murieron, hubo 300 heridos y un barrio destrozado. Se probó que el estallido fue intencional, para borrar las pruebas del contrabando de armas. Menem fue procesado como instigador. 25 años más tarde el juicio continúa pendiente.

Daniel Muñoz, secretario de Néstor Kirchner al que se le comprobó una fortuna estimada en más de 60 millones de dólares, murió antes de que se le iniciara el juicio. La justicia lenta no es justicia.

Para Ernesto Sanz, la reforma judicial responde a un "plan de impunidad y venganza de CFK"

El Poder Judicial no es independiente, tiene un cepo político y económico. Los empresarios, los sindicalistas y los funcionarios millonarios se van sin pagar o pagan y safan. Entre ellos circula un comentario irónico, se dicen: “Dejá aparte el 10%  de lo que te llevas para pagar a los abogados”.

En este momento, 180 estudios de abogados defienden a 136 empresarios, 22 ex funcionarios de Cristina Fernández de Kirchner y 14 testaferros procesados por sobornos y pagos de coimas. El saqueo de dinero en esos años fue de miles de millones de dólares.

Esos abogados caros, parientes cercanos de la llamada “familia judicial” piden que las confesiones de los 31 arrepentidos que decidieron colaborar, entre ellos el contador de los Kirchner, sean declaradas inválidas. Esos testimonios sirvieron para confirmar nombres, datos y explicar cómo funcionaba el sistema de recaudación. Si los desestiman por una supuesta falla en el procedimiento, los 172 acusados quedarán libres de culpa y cargo.

Tratan de intimidar a los jueces, modifican la ley para asegurarse la designación del jefe de los fiscales que debe decir a quien investiga. La sociedad da su veredicto: culpables, hasta que alguna vez demuestren lo contrario. Los únicos inocentes son las millones de víctimas a las que mantienen sus condiciones miserables, muertos en vida que padecen la injusticia.