Llegué a la Argentina por primera vez en el otoño del año 2003, en plena crisis del SARS. En ese momento, había tenido un encuentro con un jefe del Ministerio de Salud de Shanghái, quien me manifestó su preocupación y desconcierto frente a la situación, ya que no sabía cuánto más podría extenderse. Le comenté que, si el virus había comenzado a propagarse en invierno, una vez completado el ciclo de las estaciones, es decir para el fin del verano, ya terminaría. Así sucedió.
Ahora nos enfrentamos a otro virus, que está causando grandes estragos a nivel mundial. Pero la respuesta se encuentra también vinculada a los ciclos naturales y a los conocimientos de la Medicina Tradicional China.
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Como muchos veranos desde 2003, este verano fui de visita a China. El 6 de febrero tomé un vuelo a Pekín y regresé el 24 de febrero. Quise ir a Wuhan para sentir lo que ocurría en el epicentro del conflicto, pero no pude hacerlo por las restricciones vigentes. Sí tuve ocasión de atender gente con los síntomas señalados. La esposa de un amigo comenzó con tos, garganta seca, respiración pesada y fiebre. Ella prefirió no ir al hospital y me pidió que la atendiera. Tuvimos tres sesiones de acupuntura. Luego de la primera, ya mostró una mejoría. Luego siguió su recuperación.
La ciencia habla de un “nuevo” coronavirus, pero la convivencia del ser humano con los virus se remonta a miles de generaciones y siempre se dio de un modo natural. Lo que la ciencia señala como nuevo no tiene ninguna novedad. Creer eso es parte de nuestra ignorancia.
¿Qué es el virus? Es algo tan pequeño que resulta imperceptible para un microscopio común. Como el Chi, es la parte más pequeña y la energía vital de la naturaleza es algo que escapa al ojo común. Creo que es un error pensar que el virus nos “ataca” porque lo cierto es que prefiere vivir en otro cuerpo que en el nuestro.
Es sabido como Tales de Mileto ha dicho, que el agua es el origen de todas las cosas que existen. Nosotros nos distinguimos de otras criaturas por cómo dirigimos el agua por nuestro organismo. Por ejemplo: ningún animal puede transpirar como nosotros. Desde el origen somos diferentes. Nuestro cuerpo es creado por Dios y ha evolucionado por miles de generaciones y esa evolución es una armonización con todas las criaturas. Por lo que no hay razón de que el virus ataque a las personas, porque podemos ajustar nuestras emociones y en ese estado nos fortalecería por sobre otras criaturas.
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Pero nos olvidamos de que, en el último tiempo, somos nosotros los que hemos puesto a la ciencia en lugar de Dios, maltratamos a la tierra y así causamos anomalías climáticas, terribles tifones, terremotos, erupciones de volcán, inundaciones, etc. Este es un escenario propicio para que crezca el virus.
Todos buscan el origen del virus: en el hombre, en otras criaturas, en entornos geográficos, en los cambios climáticos, etc. Cuando la naturaleza cambia, todo cambia: el surgimiento del virus es natural y también lo es la forma de solucionarlo. Cuando el Chi cambia, nosotros cambiamos, por eso debemos afinar nuestra sintonía con la naturaleza en vez de seguir apartándonos de ella. Ese es el camino del Tao.
Según la cosmología china, los humanos tenemos ciclos de cambio que duran 60 años, mientras que para la Tierra el cambio se da cada 100 años. Este año concuerda con el cambio de ciclo de la Tierra. Cien años atrás, el mundo también sufrió una crisis debido a una gripe. ¿Es algo parecido, ¿no?
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Cuando estuve en China el 11 de febrero me encontré con una noticia que comentaba que el presidente Xi Jinping había trasladado al gobernador de Shanghái, Yin Qiang, a Wuhan, ya que se habían recibido noticias de que en Wuhan las personas que estaban siendo tratadas con antibióticos manifestaban respuestas contraproducentes. Yin Qiang incluyó a la Medicina Tradicional China dentro de los tratamientos y pudo revertir la situación reestableciendo la salud de los pacientes con hierbas y acupuntura. La medicina moderna todavía no encontró la solución a esta epidemia porque es mediante la técnica de la Medicina China que se puede recobrar la salud de las personas. Para la visión de la medicina china lo importante es encontrar el origen del problema, se soluciona la parte mas simple para luego llegar a la parte mas complicada, entonces encontrar la relación del Chi y solucionar esa armonización es la técnica de la medicina china.
Yin Qiang incluyó a la Medicina Tradicional China dentro de los tratamientos y pudo revertir la situación reestableciendo la salud de los pacientes con hierbas y acupuntura
Tengo un amigo, el Dr. Liu Lihong, quien está en Wuhan curando a los pacientes. Su equipo está siguiendo, en líneas generales, este protocolo de atención:
1) Purificar las tres partes: San Jiao arriba, medio, abajo; interno, externo y entremedio.
2) Hacer fluir el Chi y armonizar el centro.
3) Reforzar la energía vital y despojarla de la energía estancada que corrompe la salud de la persona.
4) Abrir cuatro almacenes para complementar el soporte interno, desbloqueando y ajustando la relación entre el hombre y la naturaleza.
La experiencia de China nos permite saber cómo posicionarnos frente a este virus. Para el Tao no hay cosas malas, solo hay transformación. Entendemos que todos los cambios están relacionados con la baturaleza y, en palabras de Lao Tse: “el hombre sigue la ley de la Tierra, la Tierra sigue la ley del Cielo, el Cielo sigue la ley del Tao y el Tao sigue su propia ley”. Todo tiene una relación. Entendamos la relación de los humanos entre sí, con la Tierra, de la Tierra con el Cielo y la de este con el Tao. De esta manera es como podemos encontrar un mejor lugar para vivir.
La naturaleza es una fuerza irrefrenable de nacimiento: Nacer y renovar, tal es el camino del Tao. Al entender eso entonces lo que hacemos es levantar las defensas mentales y físicas.
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A lo largo del mundo, las personas somos iguales. Tenemos cinco dedos en cada mano, una cabeza, dos piernas, etc. Hay algo, sin embargo, en lo que nos diferenciamos: el entendimiento. En este camino que nos toca transitar, hay que tener un pensamiento sano. En nuestra vida buscamos cómo encontrar la armonía, que es la única forma de funcionamiento del universo. Tenemos diferentes formas de realizar esa búsqueda. Para la Medicina Tradicional China nosotros estamos en relación con el Sol, la Tierra y la Luna. Somos una pequeña e ínfima parte de este sistema. Cuando comprendemos la ubicación de los cambios y su naturaleza es que podemos alinear nuestro Chi con los cambios universales y vernos favorecidos. La Tierra está en completa relación con el Universo y sus cambios: podemos ajustarnos a esa relación y así poder estar en estado saludable con la Paz y la energía universal.